sábado, 13 de marzo de 2021

Sacar el carro del pedregal



Andaba yo hasta el otro día recreándome con La isla misteriosa, pero al saltar a la prensa la noticia de una moción de censura contra el Presidente de nuestra Comunidad, de inmediato aparqué la lectura de Julio Verne. Como dijo Óscar Wilde: la realidad supera la ficción. No necesitaba yo saber de qué manera unos náufragos, tras la desaparición de la isla donde se encontraban, podrían ponerse a salvo, teniendo yo delante de mis narices enredo, este otro, tan ingenioso y relevante, capaz de asombrar a toda la piel de zapa de nuestra carpetovetónica región pimentonera.

No me arrepiento haber cambiado mi visionaria aventura verniana por esta otra epopeya en la que me hallo como feliz carpín dorado zambullido en el río Segura. Todo tipo de intrigas se dan cita en este vodevil donde no faltan ni escasean el atraco, la traición, los celos, las simonías, el amor, las destituciones, los súbitos nombramientos, sobornos y tamallazos, naipes habilidosos, regalos envenenados... Llevo dos días, -me avergüenza decirlo- disfrutando de lo lindo.

La función no ha terminado. Mi ingenioso Julio Verne tendrá que esperar.

Por el camino que vamos, la política es un cadáver. ¡Lástima! ¿Seremos capaces de sacar el carro del pedregal?

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