domingo, 12 de enero de 2025

El magnate

 




Son las tres de la mañana. Me dirijo a las puertas del Corte Inglés. En su aula cultural, Elon Musk presenta este domingo su libro La reconquista espacial. Ya hay gente en cola. Hasta las doce del mediodía faltan nada menos que nueve horas. Palos a gusto no duelen, doy por bien empleado el largo tiempo que debo esperar hasta ver en persona al mismísimo magnate cósmico. Lo de llevarme como recuerdo un libro suyo firmado me trae sin cuidado. ¿Para qué quiero yo un libro? si con el móvil, sacar al perro, acudir al gimnasio y comentar con mis amigas a la hora del aperitivo las gracietas de David Broncano, apenas me queda tiempo para otra cosa. ¡Eso sí!, cuando se trata de ver en carne y hueso a quien contra viento y marea ha demostrado tener los cojones en su sitio, soy capaz de aguantar carros y carretas. Con tan sólo darle un beso en su carita de rosas, de niño grande... me conformaría. 

El tiempo corre que vuela. Es mi turno Estoy muy nerviosa, más nerviosa que cuando aprobé la selectividad. Esto parece el entierro de la sardina, codazos, empujones, pero ¿quién no disculpa un pisotón en tan inaudita refriega? Nunca fui fetiche seguidora de galáctico que anduviera vanidoso marcando paquete. Pero a fuer de ser sincera este macho có(s)mico me pone cual gallina ponedora. Viste botas de cuero, jeans de diseñador y camisa a cuadros, chaqueta americana. Es alto y fornido, de movimientos elegantes, aunque un poco patán, con aires de vaquero galáctico y seductor. Ancho de hombros, robusto y fornido. 

Ni siquiera guardo como recuerdo el billete de avión de mi de luna de miel a Malibú. Pero esto es otra cosa. Mientras que el guapo de Elon sonríe, saluda, gesticula y escribe su dedicatoria a la joven pija que va delante de mi, yo me hago la tonta, cojo el vaso que hay en su mesa y, sin que nadie llegue a percatarse de mi idolatrado atrevimiento, bebo de su líquido elemento. No me da vergüenza decirlo, ¡poner mis labios donde los suyos, libar su dulce jugo refrescante de cola me causa tal placer que no me cabe un cañamón en el culo! Entre tanto jaleo nadie se percata de mi atrevido y sensual comportamiento.

Llego a casa totalmente realizada, me siento otra, rejuvenecida, como salida del baño. Pero, ¡qué casualidad, es increíble! De pronto empiezo a vomitar, todo me da vueltas, no paro de temblar, salpullidos y picores por todo el cuerpo, noto el bello de mi cara que aflora cual el de la mujer barbuda sobre todo por encima de la superficie carnosa de mi labio superior.

Luego en urgencias, tras los pertinentes análisis y radiografías, el médico deja claro su diagnóstico: Cuadro epidérmico agudo, originado por un virus, extraterreste, indefinido y mutante. El galeno me pregunta: ¿Últimamente ha mantenido usted relación íntima con..?  Hace una pausa por respeto, para seguir luego informándome de que se trata de un germen pernicioso que se transmite principalmente por la saliva. Su patología -añade-, tiende a provocar en sus pacientes conductas agresivas, colonizadoras, complejos, trastornos de personalidad, aires de grandeza, megalomanías y otras fobias. Debería usted, a la hora de compartir bebidas y otros alimentos, abstenerse del contacto con personas sospechosas de ser portadores de estos bichos expansionistas y reaccionarios, fóbicos y ultra conservadores. Son muy peligrosos, se propagan fácilmente. Últimamente su contagio se ha dejado notar de manera furibunda por Alemania, y me han dico que sus efectos maliciosos, hasta en Georgia...  Cuide por tanto señora su salud. Para aminorar sus picores y otras acedías capilares le receto "adormebellum", es una crema muy eficiente para estos casos. Deberá usted  ungir su cuerpo varias veces al día si quiere mantener su piel como se merece...

Y heme aquí ahora, aburrida en casa, hecha una bigotuda, con mi mostacho de gata encabronada, sin poder sacar ni el perro a la calle. Todo por la ingenuidad de meter mis narices en la misma copa de don Elon Musk, el magnate.

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