viernes, 6 de diciembre de 2024

En medio de copas llenas


 
Octogenarios amigos nos reunimos en torno a una paella y unas jarras vino. Y siento un escalofrío caliente de aromas felices. Tiempo rápido que se evapora, espumosa sidra, breve chasquido, brindis de copas temblorosas, de pulso débil y torcido.

Cuando sorpendido soy por cualquier gozoso acontecimiento, al instante melancólicas sombras nublan mi escaso porvenir deteriorado; y atacado soy por el sinsabor de la fragilidad del instante, por el desconsuelo tras la alegría esfumada. El mismo que pudiera sentir Rimbaud cuando una tarde sentó la belleza sobre sus rodillas y la encontró amarga. Y esta tristeza y a la vez dicha, (alegre melancolía), ante la dual sublimidad insuperable de las cosas me causa vértigo, y me escondo al amparo de aquellos viejos atrios de mi ungida juventud trascendente y gloriosa.

Con los años cada vez soy màs un viejo gruñón desilusionado y nostálgico. Nací con la muerte escrita en la palma de la mano. Una serpiente bíblica con la pluma de su lengua bífida tatuó esta eme letal que llevo a cuesta. Cromosomas profanos. Me dieron a elegir entre la pena y la muerte y escogí el triste consuelo de esta irredenta vida mía.

¿Dónde aquella sagrada trascendencialidad que ayer con tanto fervor veneraba? ¿Todo, (olvido, memoria y amigos) se irá a la mierda por el sumidero de las rayas de tu mano? Humo, ceniza, heces y orina. ¿No quedará rastro ni señal alguna de esa huella indeleble vagando indefinidamente por el universo cual te prometieron espiritualistas, místicos y profetas?

Menos mal que antes que la muchacha del bar apareciera de nuevo con la sonrisa de dos botellas de sidra para culminar la comida, se presentó Pushkin, aquel emblemático poeta ruso, tan tierno, terrenal y luminoso como siempre. Vino a decirnos:
Vuestro círculo se estrecha cada día.
¡Que os acoja, amigos la muerte en medio de copas llenas!

1 comentario:

  1. Yo te dije: que me hiciste llorar cuando te comparaste con un salmón que trepaba por el Sella para morir en su nacimiento.
    Fuiste bello, pero me hiciste llorar.
    Hoy, vuelves a vestirte de salmonido mezclando la "cerveza" la " sidra". Mi escasa cabeza no es capaz de entender esa mezcolanza cuando no se deben mezclar.
    Para hacernos llorar tienes cosas más cercanas que el río Sella.
    Saludo te.

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