lunes, 8 de julio de 2024

Su serena sonrisa empática


 
Y de nuevo a la faena de un día nuevo por pintar. Ayer enterramos a Joaquín Chipola. Y lo traigo aquí para que el poder de su recuerdo desolline el agujero negro, la materia oscura de nuestra desmemoria.

Lo conocí allá por la antesala de las libertades sindicales. Tenía ya él un estudio cuyo nombre (Equipo) evocaba su clara visión de que solo un nuevo mundo más justo, solidario y cooperativo era el futuro. Y a Joaquín acudimos para que nos confeccionara un almanaque para nuestra asociación obrera con imágenes y frases aleccionadoras que despertara nuestras conciencias y así derrocar aquel fascismo que nos agusanaba el cuerpo y el alma. Y hablando de alma, este buen hombre fue el alma de la Plataforma de la Inmigración contra toda discriminación racial, la xenofobia, la actuación insostenible a derecho en los Centros de Internamiento de Extranjeros…

¿Y qué decir de la vocación artística de Joaquín Chipola? Con el color de sus pinceles, la sabia ironía de sus viñetas, el ardor de sus cuadros nos hizo ver las contradicciones internas de nuestro mundo que se autodestruye a sí mismo de seguir por este desolado camino de egoísmos y desmemoria. El olvido al que él mismo se sometió en sus últimos años ¿no fue acaso un recurso para rescatar la cordura ante tanto irracional desvarío ultraconservador?

Y por último una atrevida plegaria eterna en su honor. Que su serena sonrisa empática con la que siempre nos regalaba siga llameando de colores y de aromas el porvenir; y así sean endulzadas las costras de nuestra amargura por su irremediable pérdida.

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