miércoles, 3 de abril de 2024

El puñal de la desconfianza

 


La una y media de la madrugada. Su hijo no ha vuelto. Estará de francachela allá tumbado por los jardines del malecón dando las últimas bocanadas al Bando de la Huerta. Decide esperarlo despierto. No puede dormirse hasta no verlo regresar sano y salvo. De aquellos festorros juveniles hace años que él ya está de vuelta. Mientras tanto se pone a pensar. Apaga la tele. Son muchas las cosas que le rondan por la cabeza.

Si a su alrededor no hay serenidad y quietud no consigue relajarse. No le basta la quietud de las cosas que le rodean. Todo está en su sitio. Hasta la atrocidad del cuadro de El sacrificio de Isaac de Lucas Jordán que preside el salón de su mente permanece inmutable. Pero el padre se siente excluido, fuera del sistema. Piensa que este mundo no tiene arreglo. Y se ve a sí mismo como el puente de Baltimore, derrumbado, hecho pedazos. No sabe si siente envidia, rabia o alegría por su hijo. Ve que el carro de sus días se precipita hacia del final de la historia. El mundo envejece también. Cada vez más vacío, sin base, sin contenidos ni valores. Indiferencia, relatividad, escepticismo. El padre no quiere que su hijo muera sepultado bajo las aguas de un río que no conduce a ningún paraíso. Tampoco él encuentra razón alguna para seguir viviendo. Piensa en el viejo aquel de Campotéjar que se le murió la mujer, (era lo único que le quedaba); a los tres días a él también tuvieron que enterrarlo por mimetismo, por defecto de forma o vaya usted a saber si fue por sympatheia (simpatía).

Son las tres de la madrugada. Oye la puerta. Conoce como la palma de su mano los andares extraviados de su hijo entrando sin hacer ruido por el pasillo. No quiere despertar al padre. Luego el padre oye caer el cuerpo aplomado, sin desvestirse siquiera, del hijo sobre su ansiada cama. Por fin el padre deja de pensar, aparca su desesperanza. Se arrepiente de haber pensado como un viejo gruñón. Y se queda durmiendo feliz, viendo como el ángel aquel que pintara Giordano Luca le arrebata el puñal de su desconfianza.

1 comentario: