lunes, 4 de marzo de 2024

Contradicción intrínseca

 


Si las semanas en lugar de empezar en lunes, las comenzáramos por ejemplo en sábados, tal vez hoy no me hubiera levantado maldiciendo mis días. Sé que es una injuria decir lo que acabo de escribir. Ser desagradecidos con la vida es de malnacidos. Pero si he de ser sincero y no engañarme a mí mismo, hoy (repito), lunes me hubiese quedado en la cama para siempre. Estoy cansado de vivir en un mundo hipócrita. Y no me importa nada esa hipocresía alabanciosa, parecida a esa autoestima estúpida que recetan algunos curanderos del alma, que en ocasiones dan alas a nuestro pesado cuerpo. El pájaro de la hipocresía casi siempre anda tan mojado, que sus alas son de plomo. La hipocresía convierte en reptiles a las palomas, y a los reptiles en animales ciegos, inconscientes de su poderío. Pero más que la hipocresía, lo que más me repugna es la mentira, esa contradicción intrínseca del ser humano que en un mismo día y a la misma hora es capaz de mandar en un avión víveres para los damnificados de una guerra, y en ese mismo vuelo enviar armas bélicas para saciar de muerte el apetito de esas mismas e inocentes criaturas.

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