martes, 5 de septiembre de 2023

Cuando tú faltes


 

Cuándo tú faltes ¿qué será de esta tierra que has gozado?

¿Qué será del nogal y de su acogedora sombra sobre tu cuerpo cansado?

¿Qué será del albaricoquero pasión, de la danza de los cipreses, siempre atentos al silencio de lo alto?

¿Quién dará de comer al perro y las gallinas, quién labrará la huerta, quién guiará la enredadera por el encañado del camino?

¿Quién podará la olivera y colectará la paz de su reluciente oliva?

¿Quién colocará un tutor para que no cojee la infante lima?

¿Qué será del rojo de la buganvilla, del eterno azul de la alfalfa y la berenjena, del amarillo de la calabaza, de la flor estelar de la cebolla, del verde siempre joven de los naranjos..., si no hay nadie que los riegue cuando se pongan tristes?

¿Quién escuchará el canto de la acequia?
 
¿Qué será del azahar y la hierba buena? ¿Quién olerá su melodía? ¿Qué de las perlas del rocío de las coles, del oro bruñido de las panochas, de los ocres y morados de la parra en el crepuscular otoño?

¿Quién arrancará de la tierra las patatas antes de que se agusanen?

¿Quién, quién, quién…?

¡No llores por la huerta, hermano! Ella siempre tendrá a su lado alguien que la quiera. Un gorrión que le cante, un nido de merlas en las ramas de una morera. Un caminante que la envidie, que la mire y que la sueñe, un cielo azul que la abrace.

Llora más bien, por ti, huertano, que no sabes, si cuando faltes, alguien llevará flores a tu tumba.

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