viernes, 17 de marzo de 2023

Y floreció el naranjo



 
Oigo en las Noticias que con motivo de la neumonía atípica, los responsables sanitarios de un hospital de Asia determinaron que las madres internadas por cuarentena pudieran salir durante unas horas al jardín del hospital. Y allí fueron felizmente sorprendidas pudiendo contemplar los escritos, dibujos y esquelas que sus hijos habían pintado para ellas:

Una de estas madres comentó al respecto:
Mi niña me dijo que su tía le dijo: no te preocupes, cariño, que a tu madre la dejarán salir del hospital cuando se abran las flores del naranjo, y la niña me ha escrito diciéndome: Mamá, las flores hace días que se abrieron, pero tú no has venido.
En relación a este comentario, nacido de la sincera espontaneidad de una niña, recuerdo también las palabras de Nikos Kazantzakis, cuando en uno de sus libros (Los fratricidas. 1964) leí aquello de: Almendro, háblame de Dios… Y el almendro floreció.

No sé a quién de los dos, si a la pequeña o al escritor griego, dar mi asentimiento. O tal vez los dos, desde su particular perspectiva lleven razón.








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