miércoles, 15 de marzo de 2023

Mear fuera del tiesto

 


Tiempos de atar. No llueve siempre a gusto de todos. Llueven billetes para los bancos y deudas para los pobres. Y el que se queja es el patrón ¡Qué antiguo y denostado vocabulario! ¡Como para venir ahora  a echar más leña a la superada lucha de clases, el proletariado, la mano de obra, la plusvalía, la conciencia obrera, conceptos hoy blanqueados por estos tiempos tan modernos como engañosos! Tan denostados, que al que escribe le da vergüenza nombrarlos. No quiere que le llamen retrógrado, populista, tonto nostálgico. El capitalismo humano, caritativo y social… ¡eso es lo que mola! lo cristiano.

Y así la esperanza, (palabra antaño dulce y celestial), como la balanza ciega, (eso creía la Justi), que a cada cual le otorgaba lo que le correspondía, la defraudó por completo. Esperanza para unos es alcanzar el cielo. Y si la Justi dijera ahora que el cielo es una parcela, propiedad en exclusiva de los ricos, la llamarían roja y con rabo. Tiempos estos de locos. Atan a los perros con longaniza. Los trabajadores son los amos. Y el empresario, un puto esclavo. Los de izquierdas, de derechas; y los de Vox, Espartaco, el Libertador de los Oprimidos.

Y mientras tanto vivió Justi dichosa, pensando que al llegar a vieja, se libraría de la hipoteca… Y acabó desahuciada. Le mintió la esperanza a la Justi (de Justicia, justicia distributiva, reparto equitativo de beneficios…). Sí. Este fue el nombre que le pusieron sus padres, tan utópicos como ella, pues su vida embargada la vivió, privada de tomar ni siquiera un par de cervezas con sus amigas de la fábrica. Esperanza fue para Justi disfrutar como el padre de una digna pensión. Tiene ya la joven más de sesenta años, pero su historia laboral no le da ni para una bolsa de pipas. Piensa el ama de casa, la Justi de todas las casas humildes de la Tierra, que con lo que cobra limpiando los retretes del súper de Juan Roig… Sí, ese señor que ayer mismo dijo, sin morderse la lengua: Hemos subido una burrada los precios. Si no los hubiéramos subido, el desastre habría sido una bancarrota para el pueblo… 

Pensaba, la Justi, digo, que la esperanza era cosa de todos. Como los sueños, como la mierda… Hoy desesperanzada la Justi, después de escuchar al Señor del Mercadona, cree que sólo sueñan los ricos… y los que viven de puta madre son los pobres. Decidme si esto no es mear fuera del tiesto.

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