lunes, 21 de noviembre de 2022

Para salir hay que entrar


El otro día fui a sacarme la muela del juicio. La dentista, en lugar de tirar para fuera tratando extraer la pieza dañada, me extrañó que lo hiciera para dentro, como si quisiera introducir aún más el dolor en mis encías con sus alicates en ristre. Con tal fuerza presionaba mi molar hacia sus propias raíces que sentí la muela casi anclada más allá de mi resentido y juicioso encéfalo. Fue entonces cuando me acordé de mi amigo carpintero. Un día en el que un tornillo clavado en la madera se me resistía a ser quitado. Me dijo: se hace así, Juan. Y antes de girar el destornillador para la izquierda –sentido de sacar-, lo hizo a la derecha –sentido de meter. Y como entendido era también mi amigo en asuntos de deportes, añadió: los atletas cuando se disponen a lanzar cualquier objeto, disco o jabalina, antes de lanzarla hacia adelante, se echan primero hacia atrás. Y es que para salir hay que entrar, y para encontrarse hay que perderse. ¿Cómo ascender si antes no hemos descendido? (José Ángel Valente)


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