jueves, 19 de mayo de 2022

El tonel de las Danaides


¡Lástima que aquella mañana un sueño de abril me despertara! Soñaba que una joven bien parecida venía hacia mí. Una vez en mi presencia, me dijo que si podía hablar conmigo un momento. Recuerdo que yo iba todo manchado de estiércol. Acababa de dar de comer a las gallinas. Le dije pues: Espéreme un momento mientras me lavo las manos. Enseguida estoy con usted. Pero antes de que yo terminara de asearme, me desperté. Quise volver al sueño para que la mujer me contara lo que quería decirme. Y allí, en el mismo sitio, vi que la joven estaba esperándome. Pero no me dijo nada. Tampoco hizo falta. Con sólo ver lo que hacía (con un cazo echaba agua a un tonel agujereado), comprendí que los trenes del sueño ninguno de ellos repiten su trayecto. Condenado estoy por tanto a no lograr nunca lo que quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario