lunes, 20 de septiembre de 2021

Yo no soy la del espejo




Nada de original y extraordinario había en lo que Aurora me contó. Durante los años de mi profesión, varias veces he tenido que tratar este trastorno de enajenación. Serpientes bicéfalas, confundidas, que no saben a cuál de sus dos mentes hacer caso.

Lo peor que le pudo pasar a Aurora no es que aquella mañana no se viera en el espejo del aseo. Eso ya le había ocurrido en otra ocasión. Lo más grave, según ella me dijo, es que esta vez, la imagen que en el cristal se reflejaba no era la de ella, pertenecía a otra mujer. Y no sólo sucedió aquella mañana, sino que a partir de entonces, cuando se asomaba al espejo, siempre era la misma persona con quien allí Aurora se encontraba.
¿Quién es en realidad esa persona que no soy yo? Doctor, ayúdeme a dar con este sujeto-okupa. Sufro mucho. Si no doy con ella, le juro que estoy dispuesta a cometer un crimen, a deshacerme de ella sea como sea.
Aurora tiene en su haber una incógnita que despejar. Quiere saber quién es esa otra persona que se le ha metido con tan mala uva entre ceja y ceja, y que la pone a parir. Aurora no la aguanta. Y además se siente avergonzada por ese odio injustificado e inconmensurable que siente.
Sé que no soy esa que se me aparece en el espejo, no la conozco de nada. ¿Qué hay dentro de mí para sentir tanta aversión? Hago lo posible por quitarme esa fijación, pero no hay manera. Esa mujer me está robando el alma.
Aurora es mujer voluntariosa, tiene muy bien ajustado su nivel de autoestima. Está dispuesta a trabajarse para quitarse de encima este extrañamiento que la despoja de su propia esencia. Yo espero que lo consiga. Otros, en situaciones más graves, superaron esta enajenación, esta locura. Trato de ayudarla para que encuentre a esa inquilina, su doble transportado, que habita dentro de ella y que se ha convertido en su peor enemiga.

Aurora tendrá que poner nombre, descubrir, cuales son los aspectos, los detalles que más le repelen de la persona que ocupa su lugar en el espejo. Luego deberá reforzar su identidad, reconocerse, reafirmarse como individuo diferenciado, aceptarse, quererse... Para así por fin librarse de esa repugnante intrusa.

El hijo de Aurora acaba de llamarme por teléfono:
Hemos encontrado a mi madre muerta en el suelo, frente al espejo del cuarto de baño, en medio de un charco de sangre.
Estoy en el aseo. Necesito refrescarme la cara para quitarme de encima la asfixia que me ha producido esta noticia. ¿Y qué es lo que veo en el espejo que hay encima del lavabo? En mi lugar encuentro la cara de Aurora.

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