miércoles, 5 de mayo de 2021

El veneno de la escritura




Lo que escribe no le satisface. Arruga malhumorada el folio y lo arroja con gesto desaprensivo a la papelera.

Ayer en cambio, escribir la redimía, la exculpaba. Hoy todo le rebota. Su imaginación no le asiste. ¿O será que el destino, aunque se saque de la manga un mirlo blanco, otro mundo idílico o un as de oro,… ya no le dice nada? El destino, el tejedor de los hilos de su existencia, se ha cansado de dar vuelta a la rueca de sus días. Ayer, antes que el sol amaneciera, ansiosa acudía a sacar el jugo, a recrearse escribiendo lo que veía, sus sentimientos, hasta por los nervios de una piedra se desvivía. Entusiasmada por los licores que a su alrededor los acontecimientos le mostraban, cual abeja detenía su vuelo y, quieta como un místico en trance ante el milagro de la vida, exprimía hasta la última gota de su admirada contemplación.

Hoy, la mañana es una naranja estrujada a la que ya nada le queda dentro. Sus escritos no son. Muerta está por el virus. Todo está dicho y archisabido. Ya pueden caer chuzos de punta o llover vacunas para todos… Y no es su apetitosa piel la que le impide captar el sentido de las cosas. Son las cosas las que han perdido su seducción.

Antes, cualquier mínimo detalle: el rizo en la frente de una muchacha, ver a un niño embarrándose feliz la cara con un yogur de chocolate, contemplar una simple hilera de hormigas camino de su granero,… le bastaban para animar su inspiración, de tal manera que sus escritos parecían hacerse realidad.

Al escribir se retienen las palabras…basta con ser escritor, con escribir por esta íntima necesidad de librarse de las palabras, de vencer en su totalidad la derrota sufrida, para que esta retención de las palabras se verifique. (María Zambrano)

Hay quienes sostienen que la realidad nace de la imaginación. Si las noticias no se publicaran, la guardia civil no estaría buscando ahora al hombre que ayer desapareció con sus dos hijas pequeñas en alta mar. Si Pablo Iglesias no hubiese comunicado a los medios que abandonaba la política, el ex abanderado de Podemos, tal vez aún seguiría siendo vicepresidente del Gobierno.

No es la primera vez que alguien escribe un libro y todo lo que en él se cuenta, acontece tal cual. Y si no leamos La epidemia del siglo de Isabel Martínez Barquero (Letrame. Noviembre 2019). 

La escritora  hoy se deshace de las letras, las echa lejos de sí para que éstas no se le claven en el corazón y acabe siendo víctima de sus propios escritos. Hoy recuerdo lo que un día me dijera la misma Martínez Barquero: El veneno de la escritura te emponzoña una vez que te entra. Cuando empiezas, no hay nada ni nadie que te pare… se sigue escribiendo hasta la muerte.

 


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