miércoles, 17 de marzo de 2021

El cántico de Zacarías


Hoy se levantó Zacarías con una rueda de molino en cada oreja.

El conjuro, que el Ángel le echó el otro día al viejo por haber desconfiado que de un surco estéril nacerían estrellas de madrugada, se ha cumplido.

No hay mal que por bien no venga, ni cañas en el desierto sacudidas por el viento. Mudos sus oídos, oyen mejor lo que le dice una renaciente huerta de verdes-esperanza.

Escucha escéptico, el turiferario de inciensos fatuos, el crecer de los tallos frágiles y atrevidos, enhiestos y temerarios de una mata de habas.

Flores vergonzosas asoman sus cabizbajos ojos, campanas de auroros batiendo luminosas sus alas al rescate de las ánimas-plagas de un purgatorio. 

Hojas espadas defienden nidos endebles, palomas blancas, granos en ciernes, cantando a coro su Benedictus.

 


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