Aquel hombre libre no es más feliz que este otro encadenado a la tradición, a la creencia de sus padres, a los mandamientos de una sociedad uniformada y borbónica; al contrario, tal vez aquel se sienta más inseguro y atormentado que este otro atrapado en su real madriguera.
Y creo que también se equivocó quien dijera que la
jaula se había vuelto pájaro.
Son las aves, cansadas de volar sueltas por mares encrespados y tenebrosos de turbulencias, las que hemos preferido convertirnos en jaula. El riesgo y la aventura, no es hoy lo que más se estila. Tampoco la coherencia política y ciudadana. Ante la evidente caída del imperio de la Zarzuela, (el SPQR, tanto nobles como patricios, gleba como plebeyos), seguimos empujando el viejo y periclitado carro de una Casa Real en ruinas.
Y me dijiste:
¿Acaso si suprimiéramos de nuestras vidas todos aquellos símbolos e instituciones
patrias, leyes obsoletas,.... seríamos más dichosos? ¿De verdad te crees que si no
quitamos de nuestra constitución ese artículo que dice que la forma política
del estado español es la monarquía parlamentaria, el sol no volverá a salir
mañana?
No lo sé. Pero al menos el aire de nuestro vuelo sería
más limpio y por tanto tal vez podríamos decir con Horacio. Non omnis
moriar. (No moriré del todo).
Y no es que que yo me empeñe en seguir siendo jaula, es que además de no querer volar quiero seguir siendo mi propio carcelero.
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