jueves, 28 de noviembre de 2019

Perlas y Diamantes





Pareja de amigos invita a comer a una panda de colegas. Unas veces, aquellos hicieron de anfitriones. Otras, éstos. Hoy, les toca a un buen hombre y a una mujer buena. El grupo necesita de estas puntuales citas para seguir cohesionado. Su vieja amistad les viene de la clandestinidad en la que juntos lucharon por las libertades de un país en el que aún regía la tiranía política (el Régimen de Franco). Su militancia obrera los hermanó para siempre.

Los amigos y amigas sienten-piensan que, mientras sigan juntándose, la luz de su compromiso seguirá alumbrando las sombras que incesantemente ponen en aprieto los cimientos de la actual democracia a la que, juntos con otros muchos y valientes compañeros, ayudaron a levantar allá por los años 60-70-80 del siglo pasado.

A pesar de su dorada y albina edad, la mayoría de ellos aún sigue en la brecha, (ese sueño que de soñar nunca cesa), ya no como protagonistas activos, sino como espectadores, -según dijo uno de los presentes en la sobremesa-, espectadores especiales, pues la experiencia probada alimenta y suma de significación la contienda nunca finalizada. La libertad no se alcanza si dejamos un solo instante de trabajar por ella. Sus enemigos, hoy más que nunca, están al acecho como encabritadas fieras carpetovetónicas. La conquista de la libertad requiere de un esfuerzo continuado y constante.

Tal vez esta crónica, así como su título brillantino, peque de un ñoño ombliguismo, pero, en aras de la verdad, es obligado, sin vanagloria alguna, dar parte de este acontecimiento. ¿Quién podría cerrar los ojos ante el nacimiento de Venus, tras una noche de tormentas y truenos?

El idílico lugar que engolfa a los reunidos está enclavado en el corazón de la vega murciana. Entre huertos de limoneros y naranjos, pasan el Reguerón, camino de Beniaján y llegan a un delicioso paraje, El Rincón Huertano. Aquí en este jardín de las Hesperides confluyen cual el Tigris y el Éufrates los ríos de sus pasos a un bucólico museo-compendio-edén-roal-oasis-emblema que, de tener voz, cerebro y, a la mano, una templada guitarra, (que la había), trovaría alegrías y mineras, malagueñas y saetas que fundieran en justicia y en amores todas las desavenencias y desigualdades habidas y por haber que en el mundo hubieran. Y aquí, múltiples brazos de palmeras suplicantes y un rumor de sufridos aperos jornaleros, herramientas proletarias, picos, sierras, lebrillos, tinajas femeninas, recubiertas con sus elaborados tapetes de ganchillos, murmullos de abejas y tradiciones, dan la bienvenida a los amigos.

En este preciso momento, el sol hace diana en el mismo centro de esta colla de orladas cabezas, los invitados, un collar de Perlas y Diamantes.

Da la casualidad que en este día, una urna reclama el voto de afiliados y simpatizantes para que den su consentimiento a un gobierno de coalición, para que el rojo de las rosas se funda con el morado de la uva, para que el buen vino conseguido nutra al pueblo de un sustento feliz y un justo reparto. Los que no votaron por la mañana, lo harán luego a la tarde de este otoño en el que el granate perenne del bierzo encenderá con sus doradas hogueras los huertos y campos, la piel hambrienta de nuestra tierra.

Los reunidos, de pronto, cuando más absortos y engolosinados están en sus degustaciones y brindis, conversaciones y confidencias, se ven sorprendidos por un grupo de mariachis. Las canciones excitan a la concurrencia. Como el París de Hemingway, todo es una fiesta. Danza y música. Expresión suprema de sentimientos incontenidos, supremos, compartidos.Temas de revueltas, amores, aventuras, tiempo y palomas. ¡Ay si cantara el Gallo rojo! Nada como un baile para reiniciar y activar el sueño de una juventud jamás finiquitada.

Acabado el festín, desde aquí, desde este lugar, el dignus amore locus de Petronio, los diamantes y las perlas partirán de nuevo a la Ítaca de sus ilusiones y esperanzas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario