domingo, 2 de diciembre de 2018

Elecciones en otoño y otros versos




Esta mañana, estaba yo bien temprano hablando con el Otoño de tonterías en versos que nada tiene que ver con lo que realmente pasa en el mundo.
El verde del sauce verde / se aproxima hacia su muerte, / se ha tornado en amarillo, / ocre enfermo y sin el brillo / que consiguió enaltecerme / en mis albores de niño…
Mientras que allá en Argentina los G20 (las potencias más ricas del Planeta) sudan la gota gorda por salvarnos la vida, yo me entretengo reforzando mi autismo haciendo poesía:
Ya no suenan en la plaza / los ecos y la algarada / de los niños y su risa. / Es el tiempo a toda prisa / el que tapa con su capa / la suave luz de la brisa.
Para recobrar la empatía me voy a la Prensa y me entero que Nuestra Madre Loreto busca un puerto seguro donde dejar 12 inmigrantes que nadie quiere en sus costas. Hipócrita (yo también) y escandalizado regreso a mi cómoda y egocéntrica escritura:
He cerrado las ventanas / de mi casa con aldabas. / El viento que sopla fuerte / no quiero que me reviente / con su furia las hogazas / de mi tierno pan caliente.
Y me acuerdo de pronto que hoy en Andalucía más de seis millones de personas tienen en sus manos la oportunidad de elegir su suerte. Ojalá hoy llueva, ya de una vez, café para todos. Hablando de café, vuelvo al mío, esas estrofas solas y con azúcar que no riman y se hielan:
La noche pronto se cierne / sobre la mar blanca y verde. /Apenas ya nadie sale / a navegar porque sabe / que en otoño la corriente / nuestros ensueños deshace.
Se me olvidaba... dejé cerrada la puerta de casa para que el bello amanecer de hoy no me importunara.

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