martes, 4 de septiembre de 2018

Estrellas en conserva



En la década de los sesenta del siglo pasado miles y miles de mujeres eran explotadas en las fábricas aquí en Molina. Sus condiciones como trabajadoras de la conserva, realmente inhumanas: jornadas de hasta 18 horas, salarios de no más de cuatro pesetas la hora, trato denigrante, sin regulación laboral alguna, privadas de cualquier previsión social, precariamente alojadas, problemas de higiene, desamparo sindical, inseguridad.

Esta situación casi de esclavitud, muy parecida a las condiciones laborales del siglo XIX, bien merece un reconocimiento como el que esta noche ha tenido lugar en la plaza del ayuntamiento, lugar, por antonomasia, representativo e inclusivo de todo el pueblo de Molina de Segura.

Homenaje que no debiera quedar petrificado y estático en otro monumento más de nuestra oscura memoria, sino que fuese como un revulsivo rampante, generador y sugerente para que situaciones como aquellas sepamos librar por parte de todos, unos y otros, tirios y troyanos, con justicia y dignidad.

Agradecimiento y honra, por cierto, que ha resultado emotivo, incluso de arte revestido. Aunque a mí me cuesta trabajo ver arte alguno en circunstancias de subyugación y abusos. A no ser que el arte, el verdadero arte consista en eso: en salir airosos de atropellos tales.


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