domingo, 12 de junio de 2016

Olvido, separación y distancia





Levanta hacia mí tus ojos,
tus ojos lentos,
y ciérralos poco a poco
conmigo dentro.
 (Gerardo Diego)

Aún a pesar de ser domingo, la mujer como todos los días deshace el camino de ida. O lo que es lo mismo, regresa de su hacienda al mismo sitio desde donde, hace cuarenta y tres años, partiera el día de su nacimiento.

Y tiene hoy la misma sensación que un día, siendo apenas una niña, experimentó al caminar a la contra por aquella cinta transportadora. Iba en compañía de su padre al aparcamiento del aeropuerto de Palma donde, días antes de partir a Barcelona, habían dejado allí el coche. Hacía tan sólo un año que la madre de la niña se había separado de su padre. Padre e hija venían de ver a la madre que vivía en Lloret de Mar. La madre había establecido allí su residencia, dado que su nuevo novio era el gerente del célebre cementerio modernista de aquella ciudad de la costa Brava. La custodia de la pequeña quedó a cargo del padre. Y según el régimen de visitas, establecido de mutuo acuerdo, padre e hija, regresaban de nuevo a su casa de Pollença en Mallorca.

Y andando al revés sobre la cinta, la niña experimentó que uno puede caminar a toda marcha, y sin embargo quedarse pegado al suelo en el mismo lugar.

Recuerda la mujer, como si fuera ahora mismo, que enfrente de donde estaba, había una farmacia. Sus ojos de niña permanecieron fijos en la serpiente que rodeaba el verde de una cruz parpadeante.  Mientras, que de espaldas al padre, corría por aquella cinta en sentido contrario, el tiempo parecía detenerse. Y se sorprendió de su propio experimento, al comprobar que, incluso andando muy deprisa, podía permanecer quieta en el mismo sitio.

Y fue entonces cuando el padre cogió a su hija de la mano para reiniciar la marcha en la dirección adecuada. La dirección adecuada según el pensar del padre. Puesto que la pequeña -eso piensa la niña, hoy ya hecha una mujer- , tal vez lo que quería es que los kilómetros que la alejaban de su madre, no se convirtieran en olvido, separación y distancia.

1 comentario:

  1. Los hijos, recuerdos, pasos torcidos, VIDA en suma, los compartes con sabiduría, como siempre.Felicifades, compañero!! Besos

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