sábado, 24 de mayo de 2014

Final Champions League





Nunca Dios convertido en refulgente clamor futbolero se vio tan homenajeado y con tanto fervor asistido. El único y verdadero. En ningún santuario veré rezar y agradecer con tanta devoción, ni mirar al cielo con tanta fe como en el Estádio da Luz de Lisboa.
¡Oh Señor, Dios Balón, consuelo de nuestra crisis, 
te rogamos, oyenos!
Hoy, nuestro Dios será un balón ecuménico, globalizado, encarnado en alirones balompédicos, plegarías y rogativas, exvotos, promesas y padrenuestros. En el rincón más apartado del mundo, urbi et orbi, florecerán millones de creyentes -duódecim millia signati- revestidos con su camiseta del Madrid o del Atletic, el paño bautismal, derecho, puerta abierta del cielo para contemplar el encuentro entre dos rivales, la luz y la sombra, el bien y el mal, pecado y gracia cual dos leones peleando en su interior por arrebatarle a Zeus y Cronos el poder de la sabiduría y del tiempo.
¡Oh Señor, Dios Balón, consuelo de nuestra crisis,
te rogamos, oyenos!
Por encima de cualquier patrioterismo nacionalista, medidas de rescate financiero, limitación de la justicia universal, triquiñuelas electorales, estárá el Cor unum et ánima una de un palco en el que caben las barbas de Rajoy, las sonrisas de Durão Barroso, la campechanía de algún Borbón, los hilos y las tijeras de la Merkel, o cualquier otro ganso politiquero y financiero.
 ¡Oh Señor, Dios Balón, consuelo de nuestra crisis,
te rogamos, oyenos!
Todos, desde la ausencia y la asistencia, desde la Cibeles a Neptuno, desde nuestra celestial grada, no nos perderemos el partido. Hasta el aficionado más pobre, conservador o republicano, con nuestros harapos de plebeyo, cual embobado feligrés, bailaremos pasodobles y fandangos bajo la batuta y al son de los dioses del Olimpo.
¡Oh Señor, Dios Balón, consuelo de nuestra crisis,
te rogamos, oyenos!
No hay como una final de Champions para ver juntos a cristo y al anticristo, a Enrique Cerezo y Florentino, a José María Aznar entre bastidores dándole la mano al vil metal. ¡Por fin abatida la Lucha de Clases, si Marx levantara la cabeza, ay qué gusto le daría! Y es que en un balón cabe la partida y la contrapartida, la victoria y la derrota, el dinero negro y la escasez, la perra gorda y el capital. Es armónico y sin aristas, reluciente, acogedor, escurridizo y redondo.
¡Oh Señor, Dios Balón, consuelo de nuestra crisis,
te rogamos, oyenos!
Y esta certeza de ser y no ser, ganar o perder es la clave de la mentira. Y el mérito de nuestra fe será creer en algo que no nos quite la sed, la espuma de una cerveza, ¡ay que ver!. Y mañana, de nuevo a verlas correr en las aguas sucias del río de esta economía que nos lleva a mal traer.
¡Oh Señor, Dios Balón,
consuelo de nuestra crisis,
te rogamos, oyenos!
¡Y concédenos el don
de dejar de ser imbéciles!

1 comentario:

  1. ¡Genial texto Juan!
    Y te diré algo más, por si no te informaste correctamente. Entre estos dos equipos, también hay clases.
    Leyendo el periodico esta mañana, para mi sorpresa, me informo que si gana el Madrid: (equipo de los ricos) y de Rajoy, la Alcaldesa Botella y el Presidente de la Comunidad: Gónzalez; en definitiva del Gobierno, la celebración tendrá lugar el "Domingo 25": el mejor día posible. Y, además, en su excelso recorrido por la grandíosa Avenida de la Castellana se detendrán en Cibeles: "Ayuntamiento de Madrid" y terminarán en Sol: "Comunidad de Madrid."
    Por contra si gana el Atlético (equipo pobre y de los pobres) Tendrán que celebrarlo el "lunes 26": peor día posible. Y, además, se limitarán a salir de la Pza de Neptuno, recorrerán la Ronda de Valencia y acabarán en el cutre Estadio Calderón. Lo cual quiere decir que para ellos no habrá recibimiento en la Alcaldía, ni en la Comunidad de Madrid...
    Estos son los tiempos que vivimos con un Gobierno y unos gobernantes intransigentes y clasistas, establecidos de nuevo en la época de Felipe II y la Inquisición. Añorando nuestro Imperio de Ultramar, y rezando ante un Arzobispo trasnochado como Antonio María Rouco Varela...

    ¡Oh Señor, Dios Balón, consuelo de nuestra crisis,
    te rogamos, oyenos!

    Un fuerte abrazo!
    PD: Tengo tu libro. Empezaré a leerlo dentro de poco....
    José: Josef.

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