lunes, 6 de enero de 2014

Las lilas no están muertas



Dulce nostalgia rezuma Acantilados de Papel ( nº3). Y esta cremosa tristeza del O tempora ciceroniano me sumerge en la locura de aquellos años idos, pero no robados, tampoco olvidados. Y vienen ahora los blancos besos que un día las lilas de la Colina dieron alas al azar de aquellos días de ma jeunesse perdida, mientras desnudos caminábamos por las calles de Monmatre.

Y aquellas flores muertas rebrotan ahora al sol de la lectura de los generosos trabajos que se enraciman y descuelgan como uvas del parral de esta revista. Les lilas ne sont pas morts. Su color y su perfume regresan de nuevo e iluminan de violeta aquellos sueños pintados de letras, como bien dice García de Luna.

Sigo leyendo. Carmen Baeza: cuando el tiempo pasa, ese tiempo no puede volver; pero su ausencia, aunque triste, todavía permanece. Y recurro a Julia Moreno para no acuchillar del todo el recuerdo: No pretendo distraerte, desteñirte / olvidarte o lamentarme de haberte perdido. Y a su vez Pérez de la Hoyica nos confirma que no son mentiras los mitos de haber soñado con París. ¡Tal vez sea nuestro amor el que haya muerto!:
Quand je vais chez la fleuriste
Je n'achèt' que des lilas
Si ma chanson chante triste
C'est que l'amour n'est plus là
. (Brassens)
Las lilas de La boheme no están muertas. Y como Fabrice Farre, yo también quiero ver, en el color de los cristales, el aire de aquellos felices tiempos.

Se ilumina la "Pirámide". La memoria no es ni
un museo, pero la visito cada día en cada hora.

10 comentarios: