miércoles, 8 de enero de 2014

Donde nace la alegría




Quisiera quitarme esta pena como quien se arranca una pincha entre la uña y la yema del dedo gordo; y se queda en la gloria. Pondría secar mi llanto al sol de este día radiante.

Quisiera subir mi angustia a la nube, pero no sé que coño es eso del cloud computing. Además, hoy está raso, el cielo, como una patena. La mañana preñada está de cristales brillantes, reflejos que hacen reír a las piedras.

Quisiera escribir el verso más triste; pero no puedo, no es de noche, no soy poeta, ni quiero. No quiero ser engañado por la cacofonía de unas estrofas a contrapunto, heridas sólo de letras, de boquita para fuera. Quiero sacar de mi jaula este león que me sangra. No quiero seguir encerrado por más tiempo a solas. Necesito arrojar de mí el corazón y su congoja.

¿Cómo es posible ser abrazado por el verde protector de los cipreses, ser seducido por el rojo de la flor de navidad, alumbrado por el azul de los alcaciles, querido por los colores de los hijos, calmado por el canto de los pinos... y al mismo tiempo, estar triste? ¿Cómo es posible estar el mar en calma, y ser el faro de mi alma, azotado por tan borrascosas olas?

He de curame por dentro, o pudrirme, ahogarme o morirme. No viene de los montes la sonrisa, ni del mar, el buen humor. No viene ni siquiera de tus besos, mujer, mi dicha.

Un tiempo, fui feliz, rodeado de miseria; cercado por dictadores y fieras. Y florecí entre la maleza. Y fue mi carne izada por la divinidad y la belleza, en medio del horror y la vileza.

¿Acaso la tristeza nace, crece y se alimenta del festín de la alegría?

2 comentarios:

  1. Otra etapa de la vida
    otro corazón
    que sucumbe en la subida
    que se pierde a sí mismo
    Y el mío
    ante la impotencia
    de los mecánicos
    que manejaban las ruedas dentadas
    de nuestro entendimiento

    Ángel

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  2. Con dedos sutiles se coge a nuestra alma y su halo nos envuelve, en nuestro buen vivir.

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