jueves, 19 de diciembre de 2013

Mis queridos felicitantes de gloria y oro vestidos




Mis queridos felicitantes de gloria y oro vestidos:

Felicitaciones de navidad, en estos tiempos de crisis, no paran de lloverme cual relámpagos en noche cerrada. Y vuestros mejores deseos no consiguen encender las iluminarias del belén de mis emociones dormidas. ¿Será la envidia, esa tristeza de ver vuestra sonriente cara, rubicunda y bien colmada (por las estrecheces de otros), la que hace que os conteste desagradecido, desconfiado y despótico? ¿O acaso, la nostalgia del otrora joven vivir por encima de mis posibilidades, retalle en estos días con más virulencia? ¿O la sangre apagada y melancólica, propia de desheredados, parados, desahuciados y demás románticos despechados, sea la que corre que se las pilla estos días por mis venas navideñas?

Decía Juan Benet que la razón más poderosas para vivir es seguir vivo. Pues eso. Hoy no encuentro otro estímulo para mantenerme en pie que el haber nacido. Sus enhorabuenas y parabienes envueltos en plasma, sus mensajes institucionales, correos de celofán y estrellas de papel aluminio, sus poemas de cal y embuste, más que consolar, remueven penas, abren llagas, las heridas que vos mismos hendisteis con la daga de los recortes, externalizaciones, presupuestos y demás cacerías salvajes.

Muy agradecido debería estar con quienes me deseáis paz, amor, prosperidad... Sé que  fiestas tan tiernas no son propicias para el esperpento, el sarcasmo y la irreverencia. Pero, sabed, caritativos remitentes míos, que la gélida, socarrona e insultante felicitación vuestra no es de recibo. Os la podéis meter meter por donde mejor os quepa. Y perdón por la expresión. Que no es mía, sino por ustedes provocada, yo la recojo del vulgo, vuestro mejor y más productivo caldo de cultivo. Y me sale de las vísceras a mi pesar, como aquel que tiene diarrea, cagalera por haber comido de vuestra mano rala y fulera.

La cursilería, los tópicos y el excesivo brillo de vuestros hipócritas crismas y tarjetas bajadas de www. com./ me nublan el sentido, me exacerban, ensombrecen aún más las pupilas de mi esperanza. Tenéis la desfachatez, después de dejarme con una mano delante y otra detrás, de desearme salud y buen rollo. Me recordáis aquel vaquero amigo vuestro que después de fusilar casi a toda una tribu, mandó levantar en honor de sus víctimas un gran mausoleo costeado por él mismo.

No me digáis que mi enfado no procede, que es anticonstitucional, o que no está avalado por la troika choricera (el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea). Mi cabreo está del todo justificado. Vosotros sois el motivo de mi desafección por esta navidad vuestra tan cristiana, compartida y entrañable. ¡Ay si yo fuera un escritor atrevido y tenido en consideración, cual otro Pérez Reverte, añadiría, mojigata, meapilas, majadera, estúpida, interesada ..!) Leo, felicitantes míos, vuestra firma: Iberdrola, Repsol, el Presidente Valcarcel, la Banca no importa cual, (todas), Movistar, su Majestad o el bueno de don Fairén, aquel patrón de la mina que donó un hospital a los andaluces de Jaén y a los de la dolida España de Unamuno, y estoy que por las paredes me subo.

Releo vuestros textos, escucho vuestras televisadas alocuciones y veo que el lenguaje ha perdido la inocencia. No sólo el Verbo dejó de hacerse carne, el día que me culpasteis de la crisis que vosotros mismos montasteis, sino que vuestras palabras, vuestros cordiales saludos son más bien carne de perro, pan duro. Y como el caganer, el tío cachirulo de turno, tenéis las uñas negras de rascaros tanto el culo, el culo de vuestra avaricia, el culo de vuestra indecencia. 

Firmado:
Un yayoflauta irreverente y cualquiera

2 comentarios:

  1. Contigo, estamos con la indignación saliendonos por las orejas. A tope!
    Te dejo mi abrazo y buenos deseos en estas fechas, esta vez si, desde la amistad y el amor. Besos!

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  2. ahí estamos, por lo menos seguir vivos. Y un día de estos, al palacio de invierno! Felices para ti y los tuyos. Un abrazo.

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