sábado, 3 de marzo de 2012

Escribir por escribir



Me preguntas por mi compulsivo escribir. Y te contesto:
El lenguaje, la escritura configura mi realidad más genuina; es una manera de estar conmigo mismo a solas. Y voy de letra en letra, de poema en poema, beso a beso, en busca de la piedra filosofal del placer indefinido. Pero, a mi entender, escribir, lo mismo que mis días de carne y hueso, nunca saciarán del todo mi deseo.
Pero, aún así, es lo mejor que me puede pasar. Dicen que el amor no existe, pero es tan grato desvanecerse con su ausencia.
Y en cuanto a lo que me dices de escribir por escribir:
Escribo más bien para saborear mejor, con más calado la vida; que es lo mismo que decir, escribo para no morir. Eso es lo que decimos todos, aún sabiendo en el fondo que ello es una boutade, una quimera.
Por último, cuando te refieres a la creatividad, te digo:
El otro día se me ocurrió precisamente lo contrario: ¿qué palabra pediría al dios del lenguaje que quitara de la gramática, del diccionario, que arrancara de mi vida? Aprender nuevas palabras para desaprender su significado rutinario, repetitivo. Al fin y al cabo un escritor es un buitre carroñero al que no le dulen prendas ni le da pudor ni vergüenza construir mentiras con retales reproducidos de historias reales, desperdicios fotocopiados que a diario encuentra en la arena donde los mortales lidian frente a frente, cara a cara su destino a cornadas y desaires.

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