lunes, 23 de enero de 2012

El poder del ahora (III)



No debería importarme estar equivocado porque la verdad del otro o mi mentira en nada afectan a mi esencial identidad. Seguiré siendo el mismo, aunque estemos mi enemigo y yo, los dos, en la ignorancia acomodados. Y este estar por encima de cualquier conocimiento, aún estando hasta el cuello en la misma falsedad metido ¿acaso no sería un desacato a la inteligencia?

Elevar a los altares el placer que proporciona ser idiota, estar de la ciencia al margen, desconectado de la sintonía histórica, alejado del compromiso solidario y colectivo, sería como darle la espalda a un amigo que a punto está de caerse al precipicio.

Tampoco podría admitir que el dolor es el único combustible que hace arder la llama de la conciencia. Es cierto que Oscar Wilde, de no haber sufrido las mordeduras de la cárcel, de su pluma no hubiese salido su famoso De profundis; pero de ahí a decir que el sufrimiento es la fuente de la clarividencia... ¿Y por qué no decir al contrario, como Dante: l'amor che move il Sole e l'altre stelle?

Por más que quisiera, no puedo dejar de ser tierra, cultura, lenguaje, y circunstancia. Soy hijo de la memoria, de la utopía y de la historia. Y en cuanto a que la espera reduce la calidad de vida, ¿la vida acaso no es otra cosa que esperar la muerte? Vivo sin vivir en mi / y de tal manera espero / que muero porque no muero. (Teresa de Ávila).

Y en esa dulce, y sobre todo larga espera, encontrar el goce.

No debería ser el secreto de la vida morir antes de morir. Eso sería morir dos veces. Con una, ya tengo bastante. Prefiero al igual que el poeta, que me mueran.

Y luego una vez muerto, como dice César Vallejo, que vengan todos los hombres de la tierra, rodeen mi cadáver y exclamen: ¡Vuelve a la vida, hermano, te amamos tanto! Entonces yo me incorporaría lentamente, y emocionado echaría a andar. Masa.

P. D. La ironía y acidez que puedan desprenderse de estas ideas-sentimientos, (arriba expresados), no tienen nada que ver con el acierto o desacierto de Tolle. Son más bien fruto de mi desasosiego por alcanzar el bien y la paz. Precisamente eso era lo que mi amigo me deseó al enviarme El_Poder_del_Ahora.

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