martes, 4 de octubre de 2011

Sólo es un nombre


Nada más empezar el juicio el acusado con toda educación alza su mano y pide la palabra. El Juez aquella mañana había desayunado churros con chocolate, o lo que es lo mismo: estaba de buenas; y le dice al que en el banquillo aguarda su venia:

Concedido, pero sea breve por favor.

Mientras, el magistrado hojea su expediente: delito de faltas, amenaza, orden de alejamiento, insultos, o algo así como llamar zorra a su señora.

El acusado se levanta del banquillo y dice:

Señor juez soy alérgico a los ácaros que pululan como legión en esta sala. Necesito salir de aquí.
El presidente del tribunal aparta de inmediato sus ojos de los papeles y le pregunta al fiscal y a la acusación particular si están conformes con que el acusado quede en libertad. Por supuesto todos se niegan en redondo, que no es moco de pavo insultar de aquella guisa a mujer alguna.

Por lo que el juez dando muestras de colegialidad obligada añade:

No existe razón alguna para que usted pueda ausentarse de la sala. Prosigamos.
El acusado molesto por la negativa interrumpe:

¿Quiere, señor juez, que le dé tan sólo un motivo para que me saquen de esta pocilga?
A continuación el acusado comienza a quitarse la ropa, el jersey, la camiseta; y cuando el reo echa mano a su bragueta para quitarse el pantalón, el juez se dirige a los guardias:

¡Saquen a este hombre ahora mismo de aquí! El acusado queda libre. El término zorra tan sólo es un nombre, y este individuo, un provocador incorregible .

3 comentarios:

  1. Irónico, ácido, mordaz; todos esos adjetivos le convienen a un texto como el tuyo, que satiriza el inconcebible desliz del juez que todos hemos sabido recientemente.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. ¡Breve, directo y divertido! Bien lo podríamos considerar un chiste.

    Por cierto, te has ganado un enlace en mi blog. ¡Te lo mereces!

    ResponderEliminar
  3. No se le pueden pedir peras al Olmo.
    Salud.

    ResponderEliminar