"... pero siempre tendré un poco de tinta a salvo por si acaso... para ti" (Cartas a Betty. Vicente Palao) Estás obligado, Hilario, a dejar constancia en esta entrada, del tiempo que la otra noche pasaste con Betty. Si no lo hicieras, esas horas junto a ella, después de tantos años sin verla, no hubieran existido; el reloj de tu conciencia no hubiera marcado el latido de tus días. La dura realidad de estos instantes calurosos es tan inestable, evanescente y pantanosa, que si no la apuntalaras con el hormigón y la ferralla de tus letras, las arenas movedizas del olvido y de la duda arramblarían con tu vivir concreto y engullirían tu gozo. Te ocurre a veces. El destino no fue muy generoso contigo. Cuando la felicidad te sorprende, enfermo de soledad, tan poco habituado estás a la compañía, que no te crees lo que estás viviendo. Por eso, después de hacer el amor con Betty, cuando llegaste a casa, te pusiste, Hilario, como un loco a escribir vuestro encuentro, de como llegaste a ser uno con ella, sus besos de risa en tus axilas, la miel de sus manos sobre tu pecho, tu sed lasciva. La escritura, como la vida, como el dolor y la dicha, si no hay constancia perceptiva, localización física, una herida, una caricia, la hendidura de un trazo sobre el papel de tus grafías, la verificación de tu experiencia estaría en entredicho. Tu escritura, plano distante de la realidad, desde su poder simbólico, recreó tu amor de tal manera que te lo dio de nuevo si cabe más vivo y fresco, aunque dolorido. Y así cuando dejaste de escribir y metiste tus escritos en el cajón del tiempo para abrirlo cuantas veces quieras y repetir tu encuentro con ella, dijiste:
He tenido que dejarte, Betty, separarme de ti para sentirme yo sin ti y sentirte cerca en estas cartas sin respuesta.TUYO
como siempre es un placer adentrarse en tus profundas y sensibles letras, un besin de esta amiga admiradora.
ResponderEliminarPaso a saludarte en esta calurosa tarde de julio, y encuentro un texto escogido por su indudable calidad.
ResponderEliminarUn abrazo