La historia inacabada

Todo tiene su otra orilla, otra mirada. Dicen: Nunca segundas partes fueron buenas, No lo sé. Aún no he vivido la mía segunda. El Quijote tuvo un segundo libro. En la primera el protagonista sigue vivo. Películas haílas con varias versiones. La Divina Comedia, Las Etimologías. La Biblia. El Decamerón. Y también otras historias de una sola tirada o leyenda, vistas desde atrás hasta su inicio, también tienen dos miradas, otra lectura. Nuestro camino es inverso o de doble sentido.

Dicen que todo está dicho. No lo sé. Pero siempre algo se puede añadir. Pues teniendo este nuestro sistema combinatorio de letras puede resultar inacabada nuestra vida.

Y aquellas tortugas que vi el otro día encaminarse desde la arena de su nacimiento al mar de su paradigma abierto, hoy al cabo de los mil y un días, las veo regresar al lugar donde desovaron para depositar de nuevo el inicio de su trayectoria, para que otras tortugas sigan haciendo por ellas el recorrido eterno que ellas no culminaron.

Paradigmático retorno el nuestro, que regresamos sin saber que somos nosotros el principio de la irreversibilidad compatible. Por ejemplo este folio que ahora firmo ¿quién me dice, que detrás no vendrá otro aficionadillo o buscón a añadir de su cuenta alguna que otra post data meritoria? O tal vez acaso esta página que ahora remato ¿no será continuación de aquella otra que en su día escribiera David o Salomón, u otro anónimo escritor o poeta de quien nadie se acuerda... pero escribir y vivir, escribió y vivió. La escritura es continua como la vida y el agua, como el llanto y su aroma.

Sé que es una frivolidad, hoy día de reflexión, en el que media España llena glorietas y plazas, escribir o entretenerse en la serie infinita de los números decimales. Pero algo tiene que ver lo uno con lo otro. Estos jóvenes que vibran ante la injusticia, la corrupción y el pasotismo, ¿acaso no son los mismos que otrora en nuestra juventud tumbaron la dictadura?