martes, 31 de mayo de 2011

Continuum



La vida es un continuum indivisíbile, una línea ininterrumpida de latidos que se suceden, se transmiten de generación en generación, Y el primer brote, el primer suspiro de la cadena corre vistoso y alegre hacia adelante como el agua, sin que luego podamos distinguir éste, del resto, y a su vez al resto, de sus precedentes. Todo un prado infinito lleno de un verde irradiante y compacto.

O eso creía yo hasta esta mañana, que desde mi puesto del aquí y ahora personal que me corresponde de este martes, 31 de mayo del 2011, me empiné, quise tocar con mi vista y mis manos, y mi conciencia, a mis padres, a mi abuelo, a mis amigos muertos, a los santos laicos de mi devoción agradecida, a Gandhi, Buda, Jesucristo, a Pepe, Juan, Antonio, a Rembrandt, a Mozart, al niño aquel de mi infancia a quien jugando en la vía le partió el corazón un vagón descarriado ... y no pude. Y vi tanta oscuridad en mi existencia, experimenté tal socavón y aislamiento que me sentí desasido, sin causa, ni siquiera perdido, sino nada, sordo, sin guía, dividido, derrumbado, sin albacea, sin herederos, solo, hundido, sin descendencia y despegado.

2 comentarios:

  1. Bien combinada la palabra y la ilustración que la acompaña. Te leo a menudo, amigo Juan, no siempre con la necesidad de expresarme a través de un comentario. A veces, basta con leer para comunicarse e identificarse plenamente con lo escrito. En esta ocasión, " el socavón" me sacude, y me invita a salir, como a ti, a rescatar la encomienda: ¡Un futuro para todos!

    ResponderEliminar
  2. Gracias. Alicia, por la corrección. Tal vez el de-caimiento viniera por la -b- del socabón, que al ser tan alta no pude menos de tropezar y caer des-animado.

    ResponderEliminar