domingo, 10 de abril de 2011
Espeleología
Desde hace siete días -toda una creación- busco en vano el término que corresponde a la actividad de aquellos que se internan por los agujeros de la montaña en busca de su yo desconocido. Y por mucho que lo intento el vocablo se me resiste. Tengo claro el concepto, hasta huelo de su huella el negro del aroma; en cambio de la etiqueta que da nombre a su recóndita esencia, no me acuerdo. Y me digo, hombre, date tiempo que ya verás como tarde o temprano, sin esperarlo, vendrá la palabra a tu boca. Pero inquieto, no respiro, ni duermo, creyendo que, si a ella no la nombro, es porque quizá no existe. Y aquellos que se internaron en la espesura de la roca para alcanzar su salida, jamás podrán hacerlo, y se quedarán atrapados en la penumbra de su propio intento. Pues como dijo Octavio Paz las cosas son el nombre.
Juan Evangelista, con motivo de la presentación del Misterio en la cueva de Jose María López Conesa en la Biblioteca Municipal de Molina, en paralelo con el argumento de la novela, hizo un estudioso resumen de las diversas acepciones del término cueva en todas sus áreas posibles, tanto topológicas, semánticas, platónicas, como sicoanalíticas, místicas, poéticas, y hasta ginecológicas. Gruta, caverna, refugio, antro, madriguera, placenta, bodega, sepultura, túnel, cripta...
Y a raíz del imaginativo y existencial libro de López Conesa, como del sustancioso comentario de este catedrático de la Lengua, quise resumir en una palabra la intervención de Juan Evangelista. Y aún sin dar con la palabra, me aferré a ella de tal manera, que de no encontrarla, perdido en mi identidad estaría, sumido en el abismo de mi yo jamás encontrado.
Repito, más de una semana, he tardado en encontrar el término espeleología, y durante todo este tiempo, hasta que la palabra no ha regresado a mis labios, me he sentido increado en un caos sideral, abisal y metafísico, como explorador sin cuerda, ni guía que librarse pudiera de los repliegues de su propia y oscura ignorancia.
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El que pide recibe; el que busca encuentra. Así, Juan, en la búsqueda del vocablo adecuado, has dado con él sobrepasando, de largo, el simple significado geológico del término "espeleología". Norabuena.
ResponderEliminarEn latin cueva es "espelunca", de ahí espeleología.
ResponderEliminarLas cuevas me horrorizan, es un deporte que jamás practicaría aunque, mira qué castigo, hay varios en mi casa que se pirran por la espeleología.
Un abrazo