sábado, 12 de febrero de 2011

Revolución blanca


Desde este humilde rincón de la huerta me uno a la alegría de los ochenta millones de egipcios porque han sido capaces de hacerse dueños de su destino frente a la dictadura, la corrupción, la pobreza y el fraude. Y una advertencia: lo más importante de las revoluciones, más que hacerlas, es continuarlas y mantenerlas.

A partir de hoy, los libros de historia añadirán a los eventos mundiales merecedores de ser recordados, la fecha del 11-02-11, como el día de la Liberación de un nuevo Egipto. Una batalla ganada por el pueblo sin espadas ni pólvora, estacas, ni aceite hirviendo. La revolución blanca.

Lo ocurrido en Egipto desmonta teorías y previsiones fundamentadas más bien en prejuicios. Hay quienes decían que una sociedad casi feudal e islámica no iba a ser capaz de tumbar un régimen de impunidades. Hay quienes decían que el pueblo, sin nadie que lo liderara, sería incapaz de echar a Bumarak. Y tan sólo dieciocho días le han bastado para enterrar treinta años de iniquidad.

Este hecho podría formar parte de lo que algunos sociólogos llaman Acontecimiento. Un revulsivo imprevisible que, como el alcohol añadido a un fármaco, multiplica y desata su reacción a límites insospechados. Efecto mariposa. Desde la nada imperceptible de una simple nota subida a una red social, la colocación de la primera tienda de campaña en la Plaza Tahir, hasta la huida de El Rais a su residencia del Mar rojo, todo un proceso preñado de acciones ejemplares y cívicas hasta transformarse en todo un movimiento con personalidad propia capaz de derribar montañas. Y un pueblo a tener en cuenta por su unidad y confianza en su resistencia y coraje. A mi personalmente estos hechos me han recordado aquellas gestas de nuestros tiempos de clandestinidad contra Franco.

Una revolución blanca, sin fundamentalismos, ni conjuros en fuerzas extrañas. Una revolución laica.

Y nuestra derecha, en lugar de sacar lecciones de comportamiento político, calienta motores con gasolina adulterada, arenga a los parados para que se amotinen contra un gobierno legítimamente constituído. Y si no oigan al vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons:
“Españoles y españolas, valencianos y valencianas, ciudadanos hartos del paro y de la crisis económica, de la crisis de valores y de la crisis social, de la crisis política y de la depresión institucional. ¿Habéis visto a Egipto? El pueblo cuando quiere, puede, y el pueblo español quiere”.
Bajeza. Poca catadura moral. Demagógico: interpretar los signos de los tiempos de manera tan simple, interesada y vergonzosa.

4 comentarios:

  1. cuanta veracidad tiene tu texto, esta asturiana te da las gracias por compartirlo y te manda un besin muy grande.

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  2. Me sumo a la felicitación par Egipto.
    Y no diré nada del susodicho del final,vaya que ni lo nombro...
    Besicos.

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  3. Esto es lo que se llama arrimar el ascua a su sardina. Parece que algunos políticos tratan al electorado como a niños de guarderia.

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  4. Desde luego es verdad lo que dices, pero hoy he leido en la prensa que el faraón destronado se ha retirado a una zona turística a orillas del mar Rojo, de donde-naturalmente- han huido los turistas, por si las moscas.
    Se ha ido, sí, pero con el riñón bien cubierto, los bolsillos a reventar, como todos los tiranos.
    En cuanto a lo otro...no merece la pena entrar "al tropo", nunca mejor dicho en esta Comunidad Valenciana de "trapío" jajaja y faraones entre naranjos.

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