miércoles, 2 de febrero de 2011
Orgullo imbécil
Cuando la muerte, tu mayor enemigo, vino a verte, estabas al borde del abismo, en el epicentro del seísmo, en el hígado del ciclón, en el remolino del mar, ese serpentín eterno que no cesa de girar sobre las estrías pasadas, corridas, de su eje.
Y quiso la muerte piadosa coger tu mano para que no cayeras del todo al precipicio, a la Gehena, al incinerador de residuos orgánicos, somáticos, de sueños, sagrados. Pero tú la rechazaste orgulloso. De un manotazo te dasasiste de ella como de la luz un mosquito.
¿Orgullo? Más bien imbecilidad engreída. Siempre el tonto fue un sabelotodo, veleidoso de su necedad no asumida.
Que no es lo mismo morir sólo y desesperado, que abrazado en las manos dulces de la muerte.
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"La Piedad" de Miguel Ángel es la más hermosa obra que ha esculpido un hombre.
ResponderEliminarEs un abrazo a la vida atravesando el pecho de todo el dolor humano, con la piedad.
Me ha gustado mucho, Juan.
muchisimas gracias por deleitarnos con tan bellisimo texto , esta asturiana te manda un besin muy grande.
ResponderEliminarMi querido Juan, este texto es precioso, tan bien escrito, me lo llevo en el alma y retina, gracias por comunicarnos ascenso donde hay bajeza, belleza donde hay fealdad.
ResponderEliminarUn abrazo amigo
El orgullo es la más tonta de las pasiones humanas; no sirve para nada.
ResponderEliminarMagnífico texto.