jueves, 30 de diciembre de 2010

Próspero año primo



Me gustaría cruzar el año viejo como este niño anónimo, pobre y tranquilo que salta el charco para llegar a casa de sus abuelos. Quisiera entrar en el dos mil once con un buen libro en la mano, o tocando baladas de amor con el saxo, ya tiempo en la desilusión arrinconado, amanecer en el próspero año primo viendo relampaguear alegre el fuego de la chimenea, interpretar callado el dorado enigma de su venturosa llama, o soñar escribiendo un cuento de sueños florecidos. Pero no. Heme aquí rateando en labores no tan encumbradas: limpio el asqueroso gallinero de mierda enriquecido, hierba siego para conejos encelados, desmocho almendros de viejas ramas de savia enmudecidos. Y si a la ciudad me acerco, es para hastiarme de escaparates, portales heréticos y belenes apóstatas de verdades sepultadas. De paja envenenada atiborrado, forraje de ganado humano envilecido salgo a bazofiarme harto con cualquiera de las locas neumonías de despidos, subidones eléctricos, recortes administrativos y balances de mal reparto. Los ojos del buey divino han perdido la mansedumbre de su prístina inocencia, el cándido mirar de los Reyes no se sorprende de nuevas ni de estrellas, convertido se han en avizores rentistas de peonadas ajenas. Los sufridos lomos de la mula, fuscos como la noche y traicioneros como el mar, son los parados, los desahuciados hipotequistas, los emigrantes sin rumbo, los mendigos, los pastores de ayer. Quedo quisiera comenzar el año, muy en secreto, para no despertar a los fantasmas del miedo, la soledad o la violencia. Incluso hasta aquí, distanciado del ajetreo, en el húmedo silencio egoísta y quieto de la escarcha de mis huesos, llegan los ruidos del trajín, la algarabía común y sin sentido, los cohetes del estrés, los fanales del mercado, los anuncios del consumo, el violento chirriar de un mundo que no es posible: deforestación, agujeros de ozono, contaminación del suelo, terremotos... Los viejos engranajes de un vivir, que no es vivir su esencia, sino correr a ninguna parte, traquetean de desastres mi alocada sordera, y su pesada carga acumulada tritura los tendones por la artrosis debilitados de este año que muere. Quisiera estrenar el año con románticas melodías de invierno recluido, arrullos y serranas, mazurcas y nanas; pero no. En lugar de melodiosas canciones de amores encendidas, de buenos deseos alumbradas, son escandalosos los torbellinos del ruido, caminos vedados, inarmónicos ritmos de espantos mudos, descompasados, desconcertados, descompensados, descontrolados... Malignos duendes con huesos de meninges vaciados, la de los muertos del año que dejamos, tocan sin-fonías duras de oído, rurrupatas de pésimo gusto, marimbas de mal agüero, que mis conductos encharcan ceruminosos. No es esta la canción con la que yo quisiera despedir el año, pero ahí están los doscientos mil muertos de Haití, las inundaciones de Pakistán, las ochenta y cuatro mujeres asesinadas por violencia machista... simple muestra de otras tantas muertes si justificación ni cuento. No, no quisiera así rematar el año, frío espectador de telediarios sangrientos, agraciado comensal de bacanales y catástrofes aleatorias. Explicación tiene el sexo de los ángeles, la teoría del péndulo, el color del arco iris, el cantar de los arroyos, el misterio de la trinidad, el rilar de las estrellas; pero a mí todavía ningún político, ni maestro, físico o poeta me ha dicho de qué injusto caldo están hechas las lágrimas del dolor, los ayes de la muerte, nadie que yo sepa hasta ahora, me ha podido aclarar con qué estúpida harina se amasa el llanto de los pobres, cual es el metal que funde el desagradecido paso del tiempo que se va sin despedirse con sus muertos atropellados. A mí me robó los días, y a ellos, pobres, la vida. ¿Pero qué remedio? Hago un esfuerzo. Miro adelante y veo esa tórtola, ese nieto que llega encumbrado en lo alto del nogal. Me levanto, cojo el saxo y tecleo el "Stille Nacht, heilige Nacht"de Gruber.

4 comentarios:

  1. El niño cruza el charco con afán, intuyo que de no mojar algo valioso que lleva en su mano.
    Celebraría que este año nos brindara "eso" , el afán o la ilusión por seguir cruzando charcos con todo el empeño del que seamos capaces.

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  2. como siempre regalandonos tus más bellos textos, esta asturiana te manda un besin muy muy grande y te desea ¡¡feliz 2011¡¡ . muchas gracias por ser como eres y compartirlo con todos nosotros.

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  3. Si Blao, uno quisiera despedir el año nuevo con dulces sonidos de arpa y guitarra y volver a iniciarlo con la primavera de Vivaldi. No hemos cambiado nada, seguimos despidiendo el año con desolación y esperandolo con pedazos de esperanza, que sabemos que ira cambiando de color a medida que transcurran los días. Feliz año querido amigo. rub

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  4. Hermoso texto. No le conozco de nada a usted, pero recozco sus palabras en mi pecho como si fuesen mías. Le felicito por haber encontrado la forma de expresar su sentir, aunque como usted comprenderá también lo siento mucho. Gracias por compartir.

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