El otoño en esta tarde se apea de su impetuoso alazán grisáceo. Y siente el jinete en su inusitada calma, descabalgado, el aroma de las flores a destiempo del galán. Se entretiene aspirando nostálgico el perfume enclaustrado en su rincón. Y se embriaga envenenado de los azules marinos de Sorolla, de la pereza de Rubens, de la elegancia y fortaleza de Miguel Ángel, de las pesadillas de Goya, y de los miedos de Munch.
En esta estación de soles amarillos, vientos turbios reprimidos, tránsito, aborto y embrión, siente la tarde cálida el calor y el frío al mismo tiempo. Y nunca vio este jockey de acequias y ribazos la aurora y el ocaso tan avenidos y cercanos, y a la vez tan doloridos en el malva apenado de su cielo. Y como Baudelaire en su Himno a la Belleza le pregunta al galán desentendido:
¿Vienes del cielo profundo o surges del abismo
Oh, Belleza? Tu mirada infernal y divina.
Vuelca confusamente el beneficio y el crimen.
Y se puede por eso compararte con el vino.
Estio viene en carrosa, se baja y contempla el paisaje y al subir no puede desprenderse del olor de la limonarias. Como tu que con sencillas palabras no regalas bellleza y reflexión.
ResponderEliminarPrecioso, encantadoras palabras que me traen muchos recuerdos.
ResponderEliminarMuy bonita la nueva imagen de tu blog.
Junto con la entrada, dan energía, positividad.
Un besote grande, amigo Juan.