miércoles, 13 de octubre de 2010

El parto de los montes

"... la televisión no era aún el principal fabricante de la realidad"

(Javier Cercas. Prólogo. Anatomía de un instante)



Esta mañana, junto a mil millones (¡nada menos!) de miradas expectantes he visto el rescate de los mineros de Chile.

Cuando la realidad se convierte en espectáculo la verdad se sacrifica en aras de la noticia. Miedo, drama, tensión, euforia. La bandeja mediática está servida con series, shows, youtube y películas futuras. Los medios, aún sin querer, tienen la virtualidad, a fuerza de incidir en la importancia de un hecho, de trivializar su esencia, e ignorar, a sabiendas, otros aspectos no menos fundamentales que también configuran el boom de lo acontecido.

No es que no me alegre. Me he emocionado. Incluso, cuando he visto salir del vientre de la tierra la ceniza de estos hombres convertida en Fénix, mis ojos se han humedecido como los de una magdalena. Y es que este parto postmortem de una mina sepultada suscita en nuestro ánimo ese deseo, tan imborrable como imposible, de querer resucitar del polvo de nuestra propia aniquilación.

Cuando la naturaleza de un hecho sorprende por su envergadura y resonancia, el clasificador de la memoria no sabe donde colocar este dato, si en el cajón de la imaginación, en la carpeta onírica de las ensoñaciones o tal vez en el archivador del subconsciente que aflora para convertirse en mito.

Y pasado un tiempo, aquellas gestas que nos conmovieron tanto,(¡será por lo inverosímil!) muy pronto parecerán (resultarán) mentira. Y es que aunque Mario Sepúlveda, el sindicalista de la mina de San José, diga que no es un héroe, sino un trabajador honrado, hoy ha sido elevado a los altares de la celebridad efímera. Lo que es lo mismo: que circunstancias injustas que rodearon el trágico socavón y sus consecuencias derivadas sean silenciadas, sepultadas como las mismas tierras de su derrumbamiento.

Y es que este hecho, como aquel el 23-F que acabó en novela (Anatomia de un Instante), no quisiera que, tras el alumbramiento de unos montes allá en Copiapó, termine en episodio, "acción secundaria -a decir de la Rae- de un poema épico o dramático".

2 comentarios:

  1. Acertado título y acertadas todas y cada una de tus palabras, que comparto.
    No se siente un héroe aunque los demás ya lo vean así.
    Es grande porque no pretende serlo, él y el resto de mineros.
    A mi también me conmueve y me emociona y toca la fibra sensible estas noticias y acontecimientos.
    Porque detrás de cada uno de ellos hay una vida entera, una historia, una razón, un motivo, unos recuerdos y un ser infinito.

    Besos.

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  2. Me gusta tu reflexión. En verdad, esa noticia desaparecerá de nuestras vidas tan pronto como otra, de cualquier entidad, la sustituya. Demasiada información para la gente que vive el instante. Todavía no se acaban los ecos de un gol cuando hemos olvidado de donde procedían.
    En fin, la realidad es la espera del instante futuro sin recordar el instante pasado.

    Gracias por tu visita y amable comentario,

    Saludos

    CR & LMA
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