martes, 28 de septiembre de 2010

No me digas quien eres

No me digas quien eres. La solución del enigma no es siempre la mejor respuesta; que a veces una incógnita vale más que mil asertos. O como dijo aquel ciego detective del lenguaje: la solución del misterio es siempre inferior al misterio.

Embaucadora es la existencia; y la vida: entre dos opciones, elegir la menos fraudulenta. Vivir es andar por los jardines inciertos de la duda. El Quod nihil scitur del excéptico aquel de Francisco Sánchez, el precursor de Descartes.

No me digas quien eres, que no quiero traspasar, ni escapar, ni salir de esta ignorancia cómoda y bella. Pero tampoco me mientas con otro nombre. Mejor, dime como Bruno Jordán que tu nombre es Nadie. Detrás de un nombre: un deseo; detrás de una cara, otra esperanza truncada. Por favor, no me engañes con otro nombre. Prefiero seguir llámandote Nadie para construir sobre la nada no razonada de tu hermoso cuerpo no preconcebido, ni moldeado, la mujer que a mi mejor me plazca.

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