Desacralización política

Le preguntaron el otro día a un periódico por sus señas de identidad. Más en concreto: algunos lectores, confusos por el resentimiento alarmista de algunas de sus colaboraciones, la espectacularidad superficial de algunas de sus noticias, o el populismo fácil traido en sus primera portadas...; querían conocer estos usuarios el perfil político de este medio.

El periódico en cuestión no dudó en responder negando la mayor:

Es muy fácil. Basta con que ustedes nos lean con detenimiento para que al momento sepan quienes somos.

Y lo que en principio parecía ser una respuesta salomónica, fue para mi, tras leer la declaración de principios de este medio, un alegato paniaguado, puesto incluso a recaudo bajo el paraguas de la Constitución que cual la mítica esfinge de Tebas respuesta tiene para todos: liberales y retrógrados:

No nos definimos con esos adjetivos de colores de rojos, azules o amarillos. Este criterio ha sido superado ya en pleno siglo XXI, y porque además seguimos una línea progresista en defensa de la libertad de expresión que recoge nuestra Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Al margen del debate clásico, de si un diario debe decantarse o no por una determinada línea política, según mi opinión, respuesta tan maximalista por parte de la editorial de este periódico, acrecienta aún más la apatía, el absentismo, el rechazo político de los ciudadanos. En tiempos en que la política anda tan desacreditada, (y con razón), la solución no es su lapidación y condena (hablo de la política, no de los políticos corruptos que sí la merecen). Lo que necesitamos es imaginación, enganche, motivación, mayor acercamiento entre la ciudadanía y el compromiso, redefinir la política. Lo contrario sería abrir las puertas de La Moncloa a la chicholina de turno o coronar como jefe de estado a un nuevo libertador reencarnado de Generalísimo.

Nota: al terminar de escribir esta entrada me entero, según una encuesta de Sigma Dos, que Belén Esteban sería la tercera candidata más votada en las elecciones de 2012.