viernes, 4 de junio de 2010

Vértigo

"Cada sol repetido es un cometa"
(Góngora)


Tal vez sea esta la palabra que mejor define el valor predominante de estos tiempos.

Si la avaricia rompe el saco, el vértigo, la celeridad, las prisas rompen la teleología, si es así como se llama la ciencia natural de los procesos. El vino, el pan y el queso se toman su debido tiempo para estar curados y a tiempo; sólo el hombre se precipita con sus gestas y se convierte en albaricoque verde antes de llegar a su fin, un gallitazo seco.

A este ritmo acelerado e interruptus, cuando el planeta llegue al solsticio de verano, nosotros ya estaremos en el crudo invierno. Si antiguamente una boda, un cumpleaños, se regodeaba en su octava, hoy un acontecimiento ya está ajado mucho antes de haber ocurrido.

Me gusta el amanecer porque siempre me recibe atento, por su despertar tranquilo, como el buey que empieza su andar con el contador de la paciencia a cero. Y casi puedo sentir el alba en mis huesos, tocar con mis manos sus senos, seguir sus pasos sin freno, con la inercia natural de su luz recién estrenada, callada, sin destellos.

Como un niño que de mañana se niega ir al colegio. Y retrasa su camino, y anda lento. Quiere ser tortuga para que cuando llegue a la escuela, el maestro se haya ido. Y ya no tenga que decir el alumno a don Eulogio mis deberes no están hechos.

1 comentario:

  1. A mi también me gusta el amanecer y me gusta este post que me anima y me impulsa a extender la manos para tocar el cielo.
    Conozco esas sensaciones y se queda pequeño el cielo para tan grande sentimiento.

    Un beso, Juan.

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