Además de ser imprescindible para la vida, la sangre tiene un fuerte valor simbólico. Nada más veo el rojo viscoso de su materialidad derramado, o escucho el timbal de su voz hiriente, me transformo en celebrante de un rito por antonomasia esotérico, trascendente y místico. Y me convierto en guerrero, mártir o héroe a su servicio. O lo que es lo mismo en subyugado y atemorizado acólito de su radiación poderosa.
Sangre de mi sangre. Malasangre. Sangre de mis venas. Sangre caliente. Pactos de sangre. Sangre podrida. Pluma de sangre. Sacrificios de sangre. Quemar la sangre. Baños de sangre. Bodas de sangre. Análisis de sangre.Y es que si junto la palabra sangre con algún otro vocablo, por insignificante que sea, transformo toda la expresión en su conjunto en un abracadabra, en un hechizo, un conjuro capaz de ganar batallas, congelar el fuego, redimir el mundo, y hasta de una rana creo sacar una estrella.
Hoy precisamente manifestantes tailandeses lanzaron bolsas de plástico con su propia sangre en la misma entrada del complejo presidencial de Bangkok como protesta contra el primer ministro. Religiones y culturas a lo largo de la historia se alimentaron de la sangre, sangre sobre todo virgen e inocente, analfabeta y fanática para aplacar la furia de los dioses, las iras de la naturaleza enloquecida, para lavar supuestas impurezas.
Y hasta el día vestido de vampiro bebe de la yugular del eclipse de la noche para iluminar sus pasos perdidos por un cosmos de aberraciones y despropósitos.
Vi las imágenes, quise entender su reivindicación, su sentir y sobre todo sus derechos.
ResponderEliminarY lo hice.
Todo el mundo debería ser libre para expresarse como quisiera. Pero esa manifestación.....esa sangre derramada.....no me identifiqué con las formas.