“Como si paseara con tu sombra,
paseo con la mía
por una tierra que el silencio alfombra”
(Miguel Hernández)
La mañana pinta de resoles la calle. Verbeneras y cristalinas las hojas de los chopos bailan su brillo con los primeros rayos de un sol avispado. El asfalto de la calle, un río de plata. Los coches engreídos navegan encapsulados a su asalariado destino.
Un hombre de espalda hundida camina. Las plataneras, los carteles de publicidad, el mástil de las farolas, los barrotes de la verja del jardín municipal, la marquesina del teatro..., todo exhala su sombra. El hombre juega a reconocer la suya en el pavimento.
Camina despacio. Le disgusta al hombre que su sombra no refleje su silueta exacta. Unas veces desproporcionada, alargada, otras, achatada o encogida. Respingona su nariz ahora se desdobla y le delata en el encerado de la pared. Su rebelde melena, su jorobada figura, sus orejas plegadas, el arqueo de sus pies zambos y ensarmentados se proyectan sobre el cristal del escaparate de una joyería. Y exclama el hombre malhumorado:
Esa sombra no soy yoLleva el hombre sobre sus hombros a cuestas una sombra cambiada, una sombra que le es ajena. Se detiene de nuevo. Y con sus propios dedos recorre al detalle toda la superficie de su cuerpo, al tiempo que en el suelo observa sorprendido como sus manos acarician simultáneamente la sombra de un niño que juega a ser invisible antes de entrar al colegio.
"Verbeneras y cristalinas las hojas de los chopos" Cuando vea un chopo (hace tiempo que no veo uno)me fijaré al son de qué música bailan, por qué tu imagen me ha hecho ver un baile de hojas....Qué bonito texto y cómo me gusta Miguel Hernández...un buen homenaje,amigo Juan.
ResponderEliminarBesicos.
Ya me dirás que te parece mi Soneto Deshecho....
Bonito cuento y muy curioso.
ResponderEliminarLas sombras y la perspectiva que tenemos de ella, el inconformismo nos lleva a situaciones insospechadas.
A la silueta de un niño entrando al colegio, tanto tiempo después, y con tanto cambio en el camino...
Un beso, Juan.