Tono trabaja como envasador de latas de berberechos en una fábrica de salazones muy cerca de donde vive, a quinientos metros de la Lonja de un puerto con un faro con su cara de luna llena en la que cabe cualquier gato por muy negro que sea.
Antes no necesitaba ir al sicólogo para salir de aquel bache. Tampoco le daba el sueldo para menesteres tan relamidos. El bien sabía qué hacer.
Esta vez la cosa va en serio:
"Mi vida es una ruina"Tono lleva más de tres semanas sin tocar la guitarra.
Cuando las cosas iban mal, se abrazaba al mástil de la guitarra, y al momento salía a flote. Se abstraía en sus canciones, y los problemas se diluían al ritmo de bordones y escalas. Las notas sublimaban su decaimiento, y sus composiciones convertían la desesperación en melodía.
Pero hoy es distinto.
Al llegar a casa todo estaba patas arriba. Y lo mismo que el escritor que lleva días sin dar un palo al agua, Tono no encuentra como escapar ahora de su mal rollo. Le robaron la guitarra, como al escritor su apatía y la increencia le han quitado la palabra.
* Foto-Cabopá
"un faro con cara de luna llena"
ResponderEliminarEs una imagen preciosa, no sé cómo a Tono le entra esa apatía teniendo este faro tan cerca...
Sí hay que hacer algo porque le devuelvan la guitarra...?
Besicos.
Es que amigo mío cuando todo va mal por más que le pongamos pino(empeño) la debacle se hace más fuerte, y el pobre con la mala pata de haber perdido su único flotador en el enorme mar de la desgracia, es para pegarse un tiro; pero hay que escribir una segunda parte a ver si el pobre por ahí despierta más iluminado y va derecho a pelear lo que es suyo, o se roba otra guitarra, la cosa es salvar al talento y volver a esculpir a punta de notas un ánimo que aunque bajoneante lo sustenta el enorme arte de la trova, por ahí la cosa brillaría distinta, no te parece?.
ResponderEliminarAbrazos marineros