La derrota más dura es el silencio inferido. Una boca callada puede arrojar contra el otro la humillación más cruel.
El que dos personas que se odian, no se hablen, no desentona ni sorprende. El escándalo es no hablar a quien amamos a muerte, negarle un hola, un te quiero, decirle que mala cara tienes, o darle los buenos días.
En este mundo sonoro a manta el silencio es una injuria, una injusticia; y las palabras: el día. La noche de las mentiras, y el día de las verdades.
La madre le dice al hijo un instante después de muerta:
"¡Contigo ya no me hablo!"Y el hijo, desde niño acostumbrado a escuchar nanas y melodías de sus labios calmos, se ve huérfano como un árbol sin raíces al que le han cortado la guía. Y no siente que la madre se quedó muda para siempre, sino también sorda. Y es que el hijo ya no tiene a quien contarle que su mujer tuvo una niña con los ojos verdes de su abuela.
Cuántas verdades ocultan los silencios. Cúantas mentiras ocultan las palabras......
ResponderEliminarEs muy desgarrador este relato...
Sigo pensando que escribes muy bien...qué expresas condición humana, intuyo que "nos conecemos mucho..."
Besicos.
Amigo mío ando de vacaciones en Iquique, segunda región de mi Chile y sin pc, por eso mi ausencia. Hoy me lo he conseguido y acá me tienes con una pata afuera y otra adentro hasta los primeros días de marzo.
ResponderEliminarCuando ví estos ojos me acordé e la jóven de oriente, esta que se hizo famosa hace más de 15 años?.
Vengo a ver estos ojos que engalanan un texto infinitamente profundo, con un mensaje de sentencia terrible pero no menos cierto.
Siempre cuando llego a tus líneas me tomo un café porque merecen atención y profunda concentración porque los valen.
Un abrazo nortino con mucho cariño.