(*)
Me consuelo en alabanza a la rutina, lo ordinario; porque quise sin poder llegar arriba. Por defecto soy sencillo y mi verbo adolece de belleza, y por eso digo como Rokha que tengo la palabra agusanada. Que me llamen mediocre no me importa porque ser bueno ya no vende y guardo roto en el bolsillo estrellas negras, el duende de la luna mala y un podrido albaricoque de cera.
Fue mi reto hacer posible lo imposible, pensar en azul y en verde, escribir como Dantes Cervantes y llegué a ser más cursi que el izado de un meñique. Presumir de simple o de complejo es igual: pura apariencia. Y aquella dimensión cuarta imaginada de los años mozos es quimera. Sólo existe el ancho y el largo limitado y concreto del negro y el blanco mezclados de esta mañana gris grasienta. Y en cuanto a la altura, no quiero quebrarme el alma, más allá de las tejas de mi cuerpo.
Ya me veis, aquí agarrado a la realidad más siniestra, contagiado por el veneno gangoso de la tierra y su serpiente. Pero no por gusto, si no que para otra cosa no doy ni valgo.
(*) Pablo de Rokha. Poeta chileno. 1894-1968
Me consuelo en alabanza a la rutina, lo ordinario; porque quise sin poder llegar arriba. Por defecto soy sencillo y mi verbo adolece de belleza, y por eso digo como Rokha que tengo la palabra agusanada. Que me llamen mediocre no me importa porque ser bueno ya no vende y guardo roto en el bolsillo estrellas negras, el duende de la luna mala y un podrido albaricoque de cera.
Fue mi reto hacer posible lo imposible, pensar en azul y en verde, escribir como Dantes Cervantes y llegué a ser más cursi que el izado de un meñique. Presumir de simple o de complejo es igual: pura apariencia. Y aquella dimensión cuarta imaginada de los años mozos es quimera. Sólo existe el ancho y el largo limitado y concreto del negro y el blanco mezclados de esta mañana gris grasienta. Y en cuanto a la altura, no quiero quebrarme el alma, más allá de las tejas de mi cuerpo.
Ya me veis, aquí agarrado a la realidad más siniestra, contagiado por el veneno gangoso de la tierra y su serpiente. Pero no por gusto, si no que para otra cosa no doy ni valgo.
(*) Pablo de Rokha. Poeta chileno. 1894-1968
Hemos debatido largo y tendido sobre las palabras, Juan. Y ahora que me muestras este fragmento de Pablo de Rokha, que desconocía, me invita a interpretar que sus palabras no están agusanadas, están sólo agujereadas por tanta maldad revestida de "tierno pajarito revoloteando". La palabra está huérfana, Juan.
ResponderEliminarCon afecto,
Alicia