jueves, 17 de diciembre de 2009

Trapos sucios



Hoy, en El País:
"Un amigo del rey y el jefe del espionaje buscan una solución que evite una derrota diplomática de Rabat"

Yo ya sabía de las tropelías del Poder y sus desmanes, y de su engullido afán de perpetuarse más allá de su vergüenza. Había oído hablar de la camaradería "coronaria" de los monarcas. El poder como la mescalina crea dependencia. Y en su alocado mono puede matar a su madre, la urna que lo compró en un zoco del desierto.
El poder es necesario -me dijo el zoon politikon-, un mal menor si quieres; pero imprescindible como instrumento controlado en favor de los que por si mismo no se valen.
Contumaz y despótico al poder nunca le importó ser implacable, que tiene el poder una fuerza interior que lo hace tozudo y ambicioso por naturaleza. Y su lema incuestionable: no dar nunca su brazo a torcer. Y para encubrir su vesania recurre a la argucia, a la Diplomacia, el guante blanco de su mano manchada. Y el ojo del amo engorda al caballo.

Dice Haidar:

"Ninguna duda, Marruecos quiere mi muerte, esa es su gloria"

Y añado desde mi atrevimiento ignorante que no sabe a quien le importa viva o muerta Aminatu Haidar:
"O la derrota"

3 comentarios:

  1. Un asunto penoso, sí. Un error más que pagan los de siempre. Son lamentables las condiciones en las que vive el pueblo saharaui. Pero no nos olvidemos de la Franja de Gaza, y de la guerra miserable, irracional, inhumana y prepotente, que ha dejado a ese pueblo sitiado. Este mundo se puede arreglar en dos días, en una semana, o como mucho en un mes, pero... ¿la condición humana y sus miserias? Eso no hay quien lo arregle, mientras reine, la ambición, la envidia el miedo, la falta de valores, con su soberana soberbia...

    Y es que lo que sobra son palabras ¡faltan más bien!

    Un abrazo,
    Alicia

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  2. Lo que no sobra son palabras ¡faltan!

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