jueves, 12 de marzo de 2009

Maldita locura



Esta mañana no estoy para cantos ni poemas, sino para maldecir la locura. Y me agarro a este revólver de letras por ver si consiguiera matar mi demencia. Dicen que el escribir relaja. Catarsis. Cauterizador balsámico.¡Mentira! Yo cuanto más disparo contra el blanco que me agobia, las balas de mi escritura más avivan las heridas. Y el enemigo que combato, esta confusión extraña, en lugar de morir, se activa.

Y quiero poner nombre a este dolor que hoy me aturde para acabar con su pena. Soy víctima y verdugo, héroe y tirano, fiscal y abogado. Y esta amalgama de sentimientos contrarios me pone en la piel de los corderos y al mismo tiempo, sin yo quererlo, en el pellejo del lobo. Que ser solidario y compasivo sin dejar de ser justo y sensato no es fácil. Y siento el dolor de la joven médico que muere queriendo curar al mundo, mientras que un desquiciado anciano mata a quien remedio pudo dar a su cólera y ahogo.

1 comentario:

  1. Mi ser hecho hendidura
    se deja llenar por la niebla-tristeza
    mientras desfila el desfiladero,
    surcado en roca calcária rojiza,
    de las primeras fases tectónicas,
    de las que años a restó sumergida en planeta mar.
    Me bajo a las Termópilas de mi abismo.
    La tristeza sedimenta en mi corazón.
    El corazón de roca calcária rojiza.
    El vapor triste del océano que fui…
    …el desfiladero de mi ser en ascuas.
    “El Jinete” cabalga en la noche de este instante…

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