En su pelo una diadema de flores vivas, llamas de madreselvas blancas, lirios y margaritas. Más que guapa, era natural, con esa gracia de suave amanecer en calma. Sus ojos color sorpresa.
La miré y, sin haberla visto nunca, su aire insólito me resultó familiar. Sus manos mágicas convertían en ritmo y música todo lo que tocaba. Su piel olía a melocotón, azahar y ajedrea. Toda la gama sagrada de aromas su corazón destilaba.
En su contra, sólo aquella tonta manía de coger la cadencia de un eco. Y esta enajenada obsesión de hacerse con el canto y la rima de aquella palabra ya dicha y esfumada, no malhumoraba su cara, al contrario desvelaba aún más la tersura sensual de todo su cuerpo en movimiento.
¡Ay su loca manía de encontrar más allá de la tierra, los mares y el cielo las vibraciones, el misterio de aquella voz perdida en el aire!
Y es que si Erato no encontraba la onda, el sentido último de aquella palabra que perseguía cual celosa cazadora de mariposas sonoras, Zeus no la dejaría entrar a su casa, el Olimpo donde había nacido.
El escritor es por encima de todo un hombre que piensa y como tal el más amenazado en este mundo global ¿Podemos separar literatura y pensamiento,creación y libertad? "sólo sobre un muerto no tiene potestad nadie". Y nosotros queremos vivir.
ResponderEliminarFelicitaciones (maravillas)