lunes, 22 de diciembre de 2008

Crisis en el Pesebre *


El cuervo casi siempre tiene un hueso o un filón donde inyectar los ácidos de sus glándulas biliares, pero hoy tiempos de reses flacas, en el Portal de Belén en vez de una estrella encendida se alza a media asta una bandera negra parecida a un estandarte pirata. Y el quebrantahuesos no encuentra carroñales donde saciar su inversión depredadora.

Entre felicitaciones y christmas, loterías y aguinaldos merodea por los campos sin sembrado este pajarraco venido a menos que tiene que cambiar de oficio por otro más avispado si quiere seguir volando. Y decide ser espantapájaros que este carroñero tiene ojos para ello y antes de carnicero ya fuera fraile, currículum muy abultado. En las oficinas del Inem, de la Bolsa y Comisiones le hacen firmar un contrato en el que se compromete a respetar el rebaño y disuadir a parados, okupas y clandestinos que mendigan créditos para alimentar una desesperada ilusión.

Es diciembre, hace frío. Reina la oscuridad. Los bancos se atocinan con la carne del Estado en la barbacoa del erario público. Y en el Belén de la Plaza una oveja se ha perdido. No hay estrella. El rico Epulón se la ha comido. Anás y Caifás y Herodes, mayorales del corral, dicen que fue el pobre Lazaro que cual zorra hambrienta asaltó la cabaña y se comió la oveja, la cometa, y hasta el copetín de las bodas de Canán de Paolo Veronés. Se acabaron los caminos para un sueño, el de unos Magos extraviados perdidos en su congelada utopía. Y tampoco hay Luna Llena para el parto de una virgen preñada de buena nueva.

* En estos días saturados de luces y referencias altruistas,
indigesto me propuse no hacer alusión a la navidad.
Pero ya veis, no he podido.
Todos llevamos dentro nuestro particular Pesebre.

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