
Tarde de domingo. Falo continuo el río atraviesa el himen de la ciudad. En el malecón los violines del agua resuenan a besos y palmeras. Lleva la ciudad en su boca efluvios de azahar y armonía, jadeo de amores.
La Orquesta interpreta Concierto del Agua. El Auditorio se baña en la orilla. Y al compás de la sinfonía la ciudad, doncella de enaguas carmesí, refresca sus piernas transparentes en el río.
La doncella y el río se quieren como la huerta y el agua.
El río le dice ahora a la muchacha que no quiere morirse en domingo. Y el río a pesar de sus años riega la ciudad de jugo y pasión todos los días.