viernes, 2 de noviembre de 2007

Felipeando



No se confundan. No hablo de Felipe Segundo, ni siquiera del cartero de mi pueblo que también se llama Felipe, tampoco del expresidente González, y de flipar, nada; sino que esta mañana me acuerdo de León Felipe.

No soy seleccionador cual el Luís Aragonés. Vamos, que si me dan a elegir entre la zona norte y la ultrasur, no sé como me las arreglo que escojo la grada que no es, siempre con el paso cambiado. Pero ello no quita para que a mí como al entrenador del equipo nacional (perdón, es la costumbre) también me enseñaran de pequeño aquello de “los yunques y las flechas del pueblo español.” La diferencia es que yo olvidé muy pronto el estribillo, mejor me lo olvidaron tanta manipulación patriotera. En esto de lo cantares épicos, lo que se dice, soy un perfecto desorejado.

Y hablando de José María Pemán, hoy he visto a los dos poetas, al de Toisón de Oro, al de las Flores del Bien, y al “publicano” y republicano, al que murió expatriado, al olvidado. Los dos a las puertas del veredicto. Con impaciencia esperaban a que el jurado seleccionara la letra del himno.

La de Pemán ya nos la cantaron por activa y por pasiva y hasta por soleares. Falta ahora la otra letra, la de León Felipe.

“Poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo,
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.”

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