martes, 30 de septiembre de 2025

Arriba parias de la tierra

 
En su discurso de ingreso en la academia de la lengua, (Enero. 2010), Soledad Puértolas se detiene en los personajes anodinos: De los cuentos... me fijaba sobre todo en aquellos personajes que se quedaban un poco atrás, un sapo desorientado, un elefante patoso, una gallina de plumaje deslucido.

Y ese amor particular que Soledad muestra por las personas marginales, esos mártires anónimos que en la escritura alimentan y dan realce al personaje central, se detiene Opekú esta mañana. Y se abraza a esos nombres ordinarios, (¡tan identificado se ve en ellos!), como si en sus historias irrelevantes le fuese la vida. Y es que los asuntos simples, insignificantes le resultan propios, cercanos, íntimos y esclarecedores. Le hacen pensar más los refranes sin ton ni son de un Sancho Panza, los cadáveres sin identificar en las cunetas de las dictaduras, la cabeza hundida contra el suelo de una mujer sin nombre, allá en el laberinto de una mina, los discursos de un mendigo..., que las lecciones magistrales de un emérito catedrático de la Sorbona. Y sus lágrimas se confunden con las carcajadas de un beodo vagabundo, y los huesos sin afiliación alguna de las Catacumbas de París le conmueven más que las penas de un mar inmenso en los ojos fieles de la inolvidable Penélope de Odiseo.

Nadie se acuerda del droguero que le vendió los colores a Durero para pintar de atrevido deseo a su Eva transparente. ¿Y quién se acordaría de aquel pequeño frutero de la calle Mayor que tuvo que cerrar su tienda de comestibles, colapsado por la euforia capitalista de unos grandes almacenes?

A Opekú le seduce el anonimato callado y solitario. La marginación, no teniendo nombre, no siendo ninguno, nadie, aquel, ni el otro, le atrapa. Y nunca mejor le vinieron como anillo al dedo los nombres escondidos de tanta gente buena, para darse cuenta que dentro de ellos se encuentra la levadura, el epicentro, ese tesoro oculto y profundo sobre cuyas cenizas olvidadas, emergerán mañana las montañas de un nuevo día.

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